lunes, 15 de septiembre de 2014

Cuatro detalles que cautivan


Cuando conocemos a una persona nos impacta hasta el punto de que la huella que deja en la plasticidad de nuestro cerebro resulta casi inborrable con posterioridad, algo que puede ser o no exacto pero condiciona el posterior desarrollo de la relación.

Esta es la escena: participamos en un congreso que -a media mañana- alcanza el cofee break. Aquel individuo de la chaqueta gris nos cae mal ¿por qué si no sabemos su nombre, cargo, ciudad de origen, usos ni costumbres? Da la casualidad de que se acerca y nos da la mano ¡y la hipótesis inicial se confirma! Flojo... el profesional de la chaqueta gris ¡es flojo!  Poco que hacer después de estos primeros segundos de intercambio en los que, sin embargo, puede estar en juego desde una relación personal hasta una posible alianza que posibilite la expansión de nuestra empresa en India.

¡Nunca hay una segunda oportunidad para la primera impresión! ¿Cómo cuidar el primer impacto? ¿Cómo acertar? Explica Guy Kawasaki -MBA en Ucla y ex-directivo de Motrola, Google y Apple- que para cautivar a nuestros semejantes todo se resume a cuatro detalles.

  


El primero: la sonrisa Duchenne -así llamada en honor al neurólogo francés- que se caracteriza por sonreir con los ojos -provocando intensas patas de gallo-. El segundo, vestir a la misma altura que aquella persona a la que quieres agradar. No mejor. No peor. El tercero perfeccionar el saludo con un apretón firme asegurándote de que tu mano esté templada, seca y suave. Cuarto y último consejo de Guy Kawasaki para seducir a clientes, proveedores y compañeros de gimnasio y de avión: utilizar palabras adecuadas siendo lo bastante listo como para preguntar y lo bastante flexible para escuchar. ¡Ah! y ser breve en tus mensajes -nunca se es lo suficientemente breve, según el autor de El arte de empezar (emprendizaje) que alcanza su cuarta edición y está disponible en bolsillo-. 


2 comentarios:

toño zhas dijo...

Gran post, Azucena; me encantó: breve,conciso y muy útil. Yo añadiría que aunque no haya una segunda oportunidad para una primera impresión, hay muchas oportunidades para una buena impronta.
Gracias.

Azucena Vega Amuchástegui dijo...

Antoniooooooooooo... sí la existencia misma está plena de potencial, de oportunidades de aportar, de apoyar y de apreciar ¡por ejemplo tu aportación-comentario! Mil gracias desde la bahía Toño.