jueves, 23 de marzo de 2017

Equipos que cambian el mundo



El artista y yo hemos abandonado nuestras obligaciones mundanas y a las cuatro en punto nos hemos encontrado en el Boulevard. Llovía y -aunque abrigados y con calzado de agua- hemos sentido frío ante el inesperado rebote invernal; pero hemos resistido sin tomar café hasta las seis de la tarde cuando la luz ya declinaba sobre el Museo San Telmo y la estatua de Ignacio Zuloaga nos ha saludado poco antes de entrar en el cafetín donde una camarera ha roto un vaso, una anciana ha cogido un bocadillo de jamón con pimiento verde y un joven ha puesto su móvil a cargar en un enchufe ubicado junto al baño de caballeros. El artista y yo hemos ocupado una mesita al fondo del local y nos hemos puesto a trabajar.



La "cita con el artista" es un método de Julia Camerón que consiste en tomarse un respiro para hacer aquello que apetece nutriendo las resecas "arcas del alma". Comprenderán que se trata del artista interior, esa parte de nosotros que necesita conectar con la belleza, la cultura, el paisaje, la luz, los museos, el atardecer o el mar.

Hoy mi artista y yo hemos salido de librerías en busca de inspiración para el título de un taller de dos días que impartiré este verano en Aragón. Hemos visitado los establecimientos más grandes de la ciudad y nos hemos demorado dos horas tomando notas de los títulos que nos parecían curiosos o resonantes. Cuando hemos tenido un par de folios repletos de ideas, nos hemos puesto a trabajar en un intento de concitar el interés de las personas interesadas en cambiar el mundo. 


Algunos títulos con los que hemos jugueteado son estos: Despegar como Equipo. Equipo: Del uno al infinito. El efecto dominó en la empresa. Claves de eficacia de los equipos. Reinventar las organizaciones ¡la magia de los equipos! Ser o no ser equipo ¡cuestión de supervivencia empresarial! Cruzar el abismo de la incertidumbre y ¡crear equipo! Equipos que cambian el mundo. Trabajo en equipo o la velocidad de la confianza.

Hemos calibrado pros y contras de cada título mientras comíamos un poco de pan con chocolate. Después se ha hecho de noche y -al despedirnos- el artista y yo hemos concluido con una idea inquietante que comparto: sin altruismo (generosidad + empatía + compromiso) ¡no hay equipo! y esos valores ¡no cotizan en bolsa!

Ya en la calle hemos dicho adiós a la escultura de Zuloaga y a su calva muy brillante bajo la fina lluvia vasca a la que llamamos sirimiri.  

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