domingo, 7 de julio de 2013

La mirada sistémica de Menchu Gal


Después de cinco años he desempolvado las acuarelas. Textual: el bolsón que contenía los artilugios de pintura reposaba desde 2008 encima del gran armario del cuarto del ordenador. Dentro, sin embargo, todo estaba impecable y a la espera, como si lo hubiera guardado anteayer.

Ha sido necesario el revulsivo de Menchu Gal, la pintora vasca más universal, para conectar con una zona blanda en mi interior que -al llegar a casa- ha dirigido mis pasos en busca de los pinceles japoneses que durante años fui coleccionando con primor. 


La mitad de la magia ha estado en Olaia, la persona que guiaba la visita, cuyos conocimientos y simpatía me han permitido aprender, disfrutar y serenar mi mente de una manera esponjosamente orgánica. Durante hora y media he seguido con atención las explicaciones de la guía y los comentarios de algunos compañeros mientras observaba la evolución de Menchu entre París y Madrid, del cubismo al expresionismo, de una gama de color oscura y monocorde a la explosión cromática del estilo que forjó.

Durante noventa minutos el mundo exterior y sus zozobras ha desaparecido de mi consciencia para cultivar la mirada sobre planos, texturas, volúmenes y composiciones. La mirada para intuir en una montaña violetas y amarillos donde la vulgaridad sólo vería ocres o marrones. La mirada de la libertad interpretativa de las cosas. En la pintura, como en mi trabajo, la mirada lo es todo. 

Antes de conocer a Olaia yo no sabía casi nada de Menchu Gal. Hoy he descubierto el tesón con el que trabajó en un entorno exclusivamente masculino. También que se quedó sin padre a temprana edad. Y que retrató una y otra vez a su madre -incluso de memoria, cuando ya estaba muerta-. La pintora de Irún posaba la mirada sobre paisajes, bodegones, flores y personas. Curiosamente, sólo retrataba a quien amaba: su hermana, su madre, algún amigo pintor y algún crítico de arte.

Volveré a mis pinceles porque quiero cultivar la "esponjosa y blanda zona interior" con la que he re-conectado gracias a Menchu Gal, cuya exposición en la sala Kubo permanecerá abierta en San Sebastián hasta el 1 de septiembre 2013.

No hay comentarios: