jueves, 21 de noviembre de 2024

Somos una mota de polvo en el universo


¿Qué cabe esperar de un profesional que no lee, no escucha y no está en contacto con la naturaleza (ni con su cuerpo)?




Cabe esperar fragmentación entre la mente, el corazón y las manos. También ausencia de referentes históricos, culturales y sociales, es decir: chapoteo en mitad de la nada. Y -lo que quizá es más preocupante- cierta crueldad en el trato a otros que proviene de la ignorancia, irreflexión y anestesia emocional. ¡Un peligro para sí mism@ y los demás!

Leer relativiza los hechos y permite interpretarlos. Escuchar transforma la mirada única en poliédrica. Estar en contacto con el propio cuerpo incrementa la consciencia. Y conectar con la naturaleza coloca al humano en la minúscula proporción cósmica que le corresponde: pura lección de humildad.


domingo, 17 de noviembre de 2024

Disfrutar al máximo, con lo mínimo


Diógenes vivió "como un perro" dentro de una tinaja y dedicó su existencia a huir de la esclavitud inherente al materialismo. De hecho, el filósofo griego encontraba la manera de vivir cada vez con menos, huía de lo banal y desdeñaba las convenciones sociales.



Cuadro de Jean Léon Gérôme, siglo XIX


Aunque tal vez Diógenes sea el personaje más extremo, los estoicos (siglo III antes de nuestra era) pensaban que es posible alcanzar la libertad (acaso la felicidad) siendo indiferentes a la fortuna, guiándonos por la razón y mostrándonos impasibles ante los acontecimientos negativos: un sabio debía ser emocionalmente resistente a la desgracia. 

Entre las virtudes / valores que practicaban los estoicos se encontraban: los conocimientos prácticos, la templanza, justicia y el coraje. Los estoicos también se esforzaban por distinguir entre lo que depende de ti (puede ser modificado) y lo que no. Cómo dejó escrito el emperador romano Marco Aurelio en sus "Meditaciones": "... no te preocupes por aquello que no puedes controlar...". Les sorprendería descubrir la frecuencia con la que los directivos y equipos con los que trabajo demoran tiempo, esfuerzo y dinero en cuestiones por completo fuera de su alcance.
 

viernes, 15 de noviembre de 2024

Premio Booker 2024: Belleza y Activismo


Los viernes que facilito un Taller de Escritura Creativa son gozosos para mí. Nos reunimos entre ocho y once personas en una acogedora sala donde escribimos sobre un tema y sometemos los relatos a las opiniones de los demás: genuina curiosidad y aportaciones. También comentamos libros, leemos sugerencias de escritores consagrados y nutrimos el alma, tan sedienta...

Aunque desde el primer día mostraron un gran respeto por los demás, según avanzan los encuentros cada persona está más presente en la sala y ha mejorado la calidad de la escucha.

Es curioso porque la mejora de la presencia plena y de la escucha son dos competencias de liderazgo que entreno en el ámbito empresarial y, sin embargo, también acontecen en el Taller de Escritura Creativa. Interesante. Diríase que todos los caminos llevan al mismo destino...



Un Taller de Escritura Creativa es pura experimentación. Si está vivo, late al ritmo de sus participantes: alguien presenta un proyecto literario en fase inicial, alguien sugiere cómo diseñarlo, alguien se ofrece a leer textos ajenos y ofrecer feedback, alguien trae unos versos de Machado y alguien recuerda que esta semana se ha fallado en Londres el Premio Booker 2024.




Fundado en el año 1969, el Premio Booker está considerado el más prestigioso en lengua inglesa y tiene fama de transformar las carreras de los escritores. Este año Samantha Harvey se ha llevado la estatuilla (y los 64.000 dólares de dotación del premio) por su novela "Orbital" ambientada en una estación espacial en la que los cosmonautas dan vueltas alrededor de la tierra y observan 16 amaneceres y 16 puestas de sol. La verdadera protagonista es la tierra cuya frágil belleza cautiva a los astronautas. 

"Orbital" es una de las obras ganadoras más breves del Premio Booker (136 páginas). El jurado ha descrito la escritura de Samantha Harvey como cristalina y de gran amplitud. ¡Dará mucho juego en nuestro Taller de Escritura Creativa!


Artículo Los Ángeles Times...

Artículo The New York Times...

viernes, 1 de noviembre de 2024

Picaresca en la fábrica: historia de un caso real

 

Durante un año entrené al equipo de producción de una empresa integrada en una corporación vasca (nacida en el año 1958) que engloba a un centenar de cooperativas cuyo estilo de gestión es conocido por su marcado sesgo social. Cuando llegué a la fábrica navarra algunas cosas estaban cambiando, yo diría que de una manera abrupta, radical. 

Desde el año 2019 las empresas están obligadas a llevar un registro horario en el que consten los momentos de entrada y salida de los trabajadores. La documentación hay que guardarla durante cuatro años y ha de estar disponible para que los inspectores puedan revisar, por ejemplo, si los empleados hacen más de 80 horas extras al año. 

Detrás de los registros horarios está la búsqueda de la productividad, parámetro que España suspende reiteradamente y que tampoco ha mejorado desde el 2019. La normativa también buscaba frenar el exceso de horas extraordinarias no compensadas: cinco años después no han disminuido. Además los registros horarios están llenos de irregularidades y las sanciones de los inspectores (cuando se producen) son simbólicas cuantitativa y cualitativamente. 




Quien hizo la ley hizo la trampa -solía decir mi abuela-. La picaresca entorno a la regulación horaria está llena de disfunciones tanto por defecto como por exceso. Por ejemplo, en la empresa navarra había que registrar la entrada y la salida del cuarto de baño. Sí, créanme, como lo cuento. La primera vez que tuve que pasar el identificador de fábrica para que se abrieran las puertas del lavabo pensé que estaba viviendo una pesadilla: no podía creerlo...



Toda normativa presenta holgura. Toda empresa interpreta las leyes a su conveniencia. Todo trabajador hace de su capa un sayo y así seguimos suspendiendo en productividad, en exceso de horas extras no compensadas y en un sistema disfuncional. ¿La solución? Responsabilidad del trabajador para cumplir con el horario establecido, responsabilidad del empresario para compensar toda hora extraordinaria, y responsabilidad del estado de tutelar el cumplimiento de la norma. Un dato que quizá no sea aleatorio: Alemania tiene 6.000 inspectores especializados en registros horarios, España un tercio: 2.000.


Artículo relacionado en El País. Tiempo de Lectura: 6 minutos.