miércoles, 10 de junio de 2009

Si Dios existiera...

Si Dios existiera... mi amigo Enrique le caería bien o al menos eso dice él que se ha educado en un colegio religioso con una madre atea casi radical y es ciudadano del mundo. Habría que preguntarle (si me deja y tenemos ocasión lo haré) qué criterios calibra para caerle bien a Dios, si existiera...


Desde luego -si existiera- no estaría lejos de los paisajes finlandeses que estos días transita mi amigo acompañado de su cliente vip y satélites del business. Vean, por favor, (en el álbum Picasa) la fotografía de un lago al atardecer y sientan la plenitud, la belleza estática, cuasi-mística que recoje la instantánea de Enrique.

Reproduciré parte del Email que me escribe desde Helsinki: He descubierto la sauna finlandesa, en entorno natural. Sudar a tope y golpear la piel con un manojo de ramas de abedul que la deja oliendo a bosque. ¡¡Qué maravilla!! Y después un baño muy frío en el Báltico o en un lago teñido de amarillo por la resina de los pinos. Sale uno limpito y con mucha energía... te lo recomiendo.

Decía el poeta y filósofo Kazantzakis: Hermano almendro ¡háblame! ¡Háblame de Dios! y el almendro se cubrió de flores. Acaso en esos pocos momentos vitales en los que los adultos volvemos a ser como niños -inocentes y sabios a un tiempo- mariposea el aleteo divino de lo que fue, es y será al margen de toda religión, ortodoxia o credo: lo que es.

Desde luego Enrique es un hombre lleno de energía que -por sus permanentes botas- recuerda a un boy scout: siempre dispuesto a trepar un árbol o a cruzar un charco de mediana profundidad... alerta, rápido ¿inquieto? Sí, muy inquieto, abierto a la vida, la creatividad, los proyectos, la pulsión intensa del vivir conectado a lo que importa: las hortensias de su jardín, el mimo a sus amigos, el aprecio de un buen vino, la compañía-ternura de una mujer, la fidelidad a sus creencias... ¿Y Dios? Si existiera, mi amigo Enrique le caería bien ;-D

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