lunes, 7 de febrero de 2022

Una lección y dos maestros

 

En el último cambio de despacho (hace cuatro años) decidí renunciar al 70% de las certificaciones profesionales obtenidas en cuarenta años de vida laboral. ¿Para qué colgarlas de la pared? Al fin y al cabo ninguno de mis clientes ha exigido ver físicamente los diplomas que acreditan las formaciones en las que he tenido el privilegio de participar. Uno de los títulos que no está en la pared es el de "Autenticidad y Presencia" de la mano de Arawana Hayashi (facilitadora en Presencing Institute, MIT, USA). 

El contacto con Arawana se remonta al año 2017 en Madrid en una formación organizada por Emana en la que Javier Ruiz contribuyó de manera relevante con un manual fantástico sobre la Teoría U (Otto Scharmer, MIT) que incluía aportaciones específicas sobre el Teatro de la Presencia (Arawana).

Cinco años después los protagonistas principales de la historia (María Carrascal -Emana-, Arawana Hayashi y Javier Ruiz) han vuelto a causar un impacto relevante en mí al encontrarse en una sesión abierta on line y gratuita en la que participaron 310 personas, el pasado 24 de enero 2022.



En la fotografía vemos a dos maestros que se conocen hace tiempo, se respetan y disfrutan del flujo de su conversación -diríase también de su energía, incluso on line-. Como profesionales reflexivos, con largo entrenamiento en dar y recibir conocimiento, supieron centrar la atención en los principales contenidos del libro escrito por Arawana y en las polaridades de las "cartas estéticas", naipes que reflejan algunas de las tensiones que se producen en todo cuerpo social, también en los equipos de trabajo. Entre otras: arriba/ abajo, centro / periferia, movimiento/ quietud, inclusión/ exclusión, conectado / desconectado... Pero eso no fue lo más bello... ¿Entonces?




La genuina fascinación fue observar el centramiento desde el que viven (y transmiten), la alegría de sus expresiones, su complicidad, el ego minimalista y la lucidez con la que expresan conceptos complejos coherentes con su sistema de creencias... ¿Cómo se consigue vivir así? -me pregunté durante la sesión-.

Al día siguiente, en mi cuaderno de reflexiones matinales, encontré algunas respuestas: ambos practican disciplinas físicas y meditativas a diario, cuidan su intelecto, pertenecen a una tribu que nutre y poseen un entorno social que sostiene... Diríase que ambos cultivan el alma y que esa orientación se despliega (sin estridencias) de manera bella en sus quehaceres cotidianos... Gracias por hacerlo posible, fluir y mostrar el sendero. ¡Pura lección en movimiento!


2 comentarios:

Unknown dijo...

Tus palabras son caricias para el alma. Tan bien expresadas que son el mejor estímulo para ofrecer lo mejor de mí, y disfrutar del regalo de la vida en el momento. Denotan una generosidad que no merezco. Simplemente a veces se alinean los astros y nos convertimos en canal de eventos y experiencias significativas para otras personas. Y entonces la vida tiene un sentido aún más pleno. Eskerrik asko!

Azucena Vega Amuchástegui dijo...

Sean quien seas... muchísimas gracias por tu comentario. Un fuerte y cercano abrazo.