Para el desarrollo de esta entrada parto de la hipótesis de que los líderes, los coaches, y los mentores tenemos -en mi opinión- algunas cosas en común.
Comenzaré con una fábula popular: la del Patito Feo. Con frecuencia los alumnos, los empleados y los directivos sienten que son los “patitos feos” de su facultad, de su empresa, o de su organización, cuando en verdad se trata de cisnes en pleno proceso de transformación. Como líderes, coaches o mentores nuestro trabajo consiste en ejercer de nítidos espejos del potencial y del talento -acaso infinito- de esos alumnos, de esos empleados o directivos, para que descubran lo que en verdad son: cisnes, bellísimos, cuajados de potencial en espera de ser utilizado para lograr a un tiempo plenitud personal y resultados empresariales. El salto cuántico del Patito Feo al Cisne se produce desde el incremento de la consciencia del propio sujeto sometido al baile de las preguntas, tal y como hacía con sus alumnos el propio Sócrates cuatro siglos antes de Cristo.
En segundo lugar, tanto los líderes como los coaches y los mentores se caracterizan por desarrollar a otros y por hacerlo en sus propios términos, es decir, evitando escrupulosamente la tentación de clonar o el deseo de reproducir en otros y a escala nuestro propio éxito y estilo. Si algo tiene el éxito de grandioso es que se cincela a partir de los propios valores y creencias por lo que estimo que una de las cualidades primordiales de todo líder, coach o mentor ha de ser la humildad en el sentido de orillar el Ego, “tipejo” vanidoso y enredador convencido de poseer todas las respuestas. Vanidoso porque es imposible poseer todas las respuestas, algo así como la verdad absoluta, ya que ni la vida es una fórmula exacta ni la concepción individual del mundo tiene más valor que el que cada uno le otorga y enredador porque aportando las soluciones propias se dificulta que cada cual encuentre las suyas muchas veces más brillantes, correctas o adecuadas a la situación.
Los líderes, los coaches y los mentores son expertos en alinear a las personas con los objetivos, a las personas con los proyectos, a las personas con sus sueños. El alineamiento puede realizarse de muchas maneras. Acaso la más popular surge de tres preguntas simples: ¿de dónde vengo? ¿dónde estoy? y ¿hacia donde me dirijo? Los líderes, coaches y mentores insistimos en la necesidad de marcarse metas porque de otro modo llegaremos allá donde nos lleve la marea, sin haber definido previamente si nuestra nave profesional o personal anhelaba la orilla norte, sur, este u oeste. Metas con piernas, es decir, con planes de acción y metas con fecha límite, para diferenciarse de la nebulosa de los sueños. Metas desafiantes que nos motiven, metas alcanzables que vayan jalonando nuestro avance hacia la cumbre: sea un 3.000, un 8.000 o el mismísimo cielo.
Me permito recapitular los factores comunes de líderes, coaches y mentores: son espejos del potencial, desarrollan e inspiran a otros (desde la humildad) alinean con objetivos medibles y planes de acción... para lo cual sobra el cinismo, también la utopía: quedémonos con el sabio camino del medio: soñar en grande, trabajar en pequeño, pertrechados de humor, cualidad del amor y de respeto. Por cierto, todos somos, en alguna medida: líderes, coaches y mentores...
domingo, 28 de septiembre de 2008
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