A la mayoría de las personas no les importa el consejo... el consejo de administración de la empresa en la que prestan sus servicios, hasta que un día la organización toma drásticas medidas que les afectan (despidos, expatriaciones, recortes salariales...) cuya transmisión recae en el gerente, el jefe de recursos humanos, ambos, o un tercero que textualmente "se come el marrón" que es como suelen expresarlo.
En ese preciso momento el común de los mortales mira hacia arriba: no hacia el bello firmamento, sino hacia la cúpula de la organización -que en verdad siempre estuvo allí- y donde se toman la mayoría de las decisiones empresariales sin conocer casi nunca el exacto nombre, apellido o estado civil de los afectados. ¡Afortunadamente! me dijo en una ocasión un gerente ante un panel que contenía las iniciales de 140 personas que iba a despedir. Corría el año 2008 en el sector de la construcción y prefería desconocer a quienes de sus encargados y jefes de obra dejaría en la calle superando la cincuentena y sabiendo -como sabía- que estaban abocados al cruel abismo de lo incierto.
Pero ¡claro! la orden venía de arriba, no del bello firmamento, sino del consejo de administración de una poderosa empresa familiar que se mostraba incapaz de trasferir la gestión del negocio o al menos de profesionalizarlo, por no hablar de la propiedad ¡eso ni tocar! como la dama de la imagen.
Me asomo hoy a un informe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre el funcionamiento de los consejos de administración españoles en el que se evidencian fallos de cierta magnitud que observo también en algunas de las empresas en las que trabajo como consultora independiente. Los datos del informe no consuelan, pero acotan un malestar (y una impotencia) que yo venía atribuyendo a mi pasión por el cambio más que a contrastadas razones que ahora enumera el CNMV con cirujana precisión.
La mayoría de los consejos de administración son lentos en el diagnóstico; se obsesionan y ceban en los ejecutivos de la empresa pidiéndoles información al cuadrado; contratan asesores externos en la confianza de que lleven en el maletín la piedra filosofal; toman decisiones clave de espaldas a los directivos de la organización; hay luchas de poder entre las diferentes "facciones" del consejo; llenan los power point de cifras en un cóctel explosivo y sobresaturado; pierden el foco de lo realmente importante; no preparan los consejos, se reunen poco, se centran en el corto plazo y -finalmente- aplazan las decisiones estratégicas comprometiendo la propia viabilidad de la compañía. Una auténtica joya el retrato de Alberto Lavin, profesor de IE Business School, para el CNMV.
A pesar del apocalipsis reflejado en el informe, echo en falta lo peor. En mi opinión lo peor es el "pacto de silencio" sobre lo que se sabe, sobre lo que se piensa y siente... Todo eso que fluye como un río de verborrea por pasillos, restaurantes, cafeterías y aeropuertos que nunca, nunca, se pone sobre la ovalada y brillante mesa del consejo de administración.
El "pacto de silencio" de los consejeros de la casa, de los consejeros independientes, de los expertos, de los asesores y de todos los que teniendo datos los omiten -haciéndose pasar por el enanito mudo de Blancanieves- están siendo una auténtica plaga corrosiva en las organizaciones.
"Pacto de silencio" por miedo a discrepar, perder la silla o la influencia, también miedo a ser una voz en el desierto, a equivocarse... Miedo que conduce a callejones sin salida a la empresa y que desde el management contemporáneo tienen receta de eficacia contrastada: el feedback y la reflexividad, si bien es cierto que ambas prácticas son propias de personas y organizaciones maduras, es decir, dispuestas a escuchar la incomodidad, lo políticamente incorrecto, acaso la verdad con toda su belleza y aristas. Verdad sin la cual es imposible enmendar el pasado, consolidar el presente, y crear un futuro saneado y sostenible.
Feedback honesto, generoso, concreto, on time y basado en datos (no en percepciones y/o interpretaciones). Reflexividad o cuestionamiento permanente sobre cómo lo estamos haciendo y cómo podemos mejorar.
Los consejos de administración de las empresas necesitan profesionales con criterio, compromiso y coraje, CCC. Consejeros que -ejerciendo el feedback y la reflexividad- estén dispuestos a poner voz al silencio, a alertar de que vamos contra las rocas oyendo cantos de sirena; profesionales que estén dispuestos a jugársela por el bien de la compañía, de la totalidad, lejos -muy lejos- de los confortables sillones de por vida de los consejos de administración. Y en estas... me han propuesto ser consejera de una vigorosa empresa industrial vasca. Susto, tengo un cierto susto. Ya les contaré...
El "pacto de silencio" de los consejeros de la casa, de los consejeros independientes, de los expertos, de los asesores y de todos los que teniendo datos los omiten -haciéndose pasar por el enanito mudo de Blancanieves- están siendo una auténtica plaga corrosiva en las organizaciones.
"Pacto de silencio" por miedo a discrepar, perder la silla o la influencia, también miedo a ser una voz en el desierto, a equivocarse... Miedo que conduce a callejones sin salida a la empresa y que desde el management contemporáneo tienen receta de eficacia contrastada: el feedback y la reflexividad, si bien es cierto que ambas prácticas son propias de personas y organizaciones maduras, es decir, dispuestas a escuchar la incomodidad, lo políticamente incorrecto, acaso la verdad con toda su belleza y aristas. Verdad sin la cual es imposible enmendar el pasado, consolidar el presente, y crear un futuro saneado y sostenible.
Feedback honesto, generoso, concreto, on time y basado en datos (no en percepciones y/o interpretaciones). Reflexividad o cuestionamiento permanente sobre cómo lo estamos haciendo y cómo podemos mejorar.
Los consejos de administración de las empresas necesitan profesionales con criterio, compromiso y coraje, CCC. Consejeros que -ejerciendo el feedback y la reflexividad- estén dispuestos a poner voz al silencio, a alertar de que vamos contra las rocas oyendo cantos de sirena; profesionales que estén dispuestos a jugársela por el bien de la compañía, de la totalidad, lejos -muy lejos- de los confortables sillones de por vida de los consejos de administración. Y en estas... me han propuesto ser consejera de una vigorosa empresa industrial vasca. Susto, tengo un cierto susto. Ya les contaré...
5 comentarios:
Es una práctica generalizada, provocada por el sistema de elección basado en que es mi amigo, mi primo, mi hijo, mi mujer, sin esfuerzo, sin ganarse el lugar y sin crecimiento.
Así es imposible ensamblarse hacia una finalidad común, priman intereses personales individuales y la responsabilidad-culpa se sitúa afuera donde es imposible encontrar el origen del problema.
Falta la autoridad interna y por lo tanto externa, signos psicóticos. Un repudio o rechazo inconsciente a la función paterna, significante fundamental, lo que implica una ausencia de La Ley en el registro de Lo Simbólico. La estructura psicótica se daría al no existir esta inscripción de la ley en el inconsciente, puesto que es la que mantiene el orden en el pensar en correspondencia con el principio de realidad. Un drama para la empresa, una tragedia para el trabajador que hay que convertir en comedia una vez aprendida la lección.
Interesante Oferta como Consejera, Enhorabuena!! Abrazo.
Gracias por tu aportación Mercedes. Hay cuestiones de perfil psicológico que se me escapan...
Agradezco tu enhorabuena (sobre el tema de integrarme en un consejo de administración)... si bien antes de mi compromiso definitivo con la firma que me lo ha propuesto, estoy calibrando con honestidad en mi interior el equilibrio entre lo que puede ser "cuota de oportunidad" y pura osadía... Un abrazo, Mercedes. Gracias.
Azucena, Ánimo con lo que hagas. La intuición nos ayuda a elegir. Como Coaches, tenemos la suerte de haber cruzado el umbral de la inconsciencia. Desde este punto, acompañar a las organizaciones y por tanto a las personas que las conforman en el desarrollo de entornos más humanos y de actividades sostenibles y respetuosas con el entorno, se me hace vitalmente necesario. Un abrazo
Querido / Querida Unkown ¡gracias por tu aportación al blog!! Me da un poco de vértigo esa frase que alude a la inconsciencia ??!! En fín... Gracias en cualquier caso por el ánimo y el abrazo que devuelvo, desde la bahía de San Sebastián.
Los súbditos del silencio, son los súbditos del miedo, y "el miedo es libre". Él domina lo rancio y estancado, lo acomplejado, lo que quiere ser grande a cualquier precio, aunque ese precio le cueste lo único grande que tiene de veras: su alma...Pero no les importa porque una vez la pierden pueden olvidar que bello era vivir y pasan a sobrevivir sin más apuros. Y es que esos personajes sobreviven porque, el traje del emperador o de reina roja o de consejero administrativo, es un traje adaptado a la vida moderna y aceptado por la sociedad temerosa desde que el mundo es mundo... empezando por ...Sócrates fue hallado culpable de corromper a los jóvenes de Atenas y de no creer en los dioses, crímenes por los cuales fue condenado a muerte. En realidad fue castigado por cuestionar a los demás y, mediante la búsqueda de la verdad exhibir su ignorancia.
Aunque sus jueces se hubieran contentado con que abandonara Atenas, el filósofo nunca consideró tal posibilidad, pues sabía que donde quiera que estuviera, no podría cambiar su estilo de vida.
En el diálogo de Platón "Apología" ..."Una vida sin examen, no vale la pena ser vivida" con lo que el pensador dejó claro que prefería morir a renunciar a la forma en que vivió. Desde entonces no existen consejos administrativos, unidos, fuertes y consensuados por la verdad... y colorín colorado este cuento-verdad se ha acabado.
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