lunes, 17 de julio de 2017

Mi jefe es más tóxico ¡que el amoniaco!


Las personas no se marchan de las empresas, sino que se alejan de sus jefes. Las mejores estadísticas internacionales reflejan que un 90% de los profesionales que abandonan una nómina lo hacen por dificultades con su jefe directo. 

Tomando el dato como hipótesis cierta, evolucionar de directivo a líder resulta no solo rentable para la cuenta de resultados sino para la retención de los mejores que (con frecuencia) son los que abandonan el barco llevándose su talento, saber hacer, experiencia, contactos y una buena dosis de autoestima en la búsqueda y hallazgo de nuevas oportunidades.



El 90% de los que dejan un empleo lo hacen
por mala relación con jefe directo.


Quienes estén interesados en descubrir las empresas con mejor reputación -aquellas en las que apetece trabajar- pueden investigar el Merco, Monitor Empresarial de Reputación Corporativa, con referencias a cien firmas de once países entre los que se encuentra España.

¿De qué depende la buena (o mala) relación con el jefe inmediato? No hemos de inventar el Mediterráneo porque la respuesta está recogida en numerosos manuales de management. Entre otros, aparece explicado en la página 42 del libro Quiero trabajar aquí escrito por Justo Villafañe y editado por Pearson. Aunque el volumen está en el mercado desde el año 2006 poco a cambiado desde entonces respecto a los indicadores que conviene cuidar para que los empleados quieran quedarse en la compañía, comprometerse con los resultados, e incluso innovar productos, servicios o relaciones con los stakeholders.

La buena relación con el jefe inmediato depende de la coherencia que muestre entre el pienso-siento-digo y hago. Coherencia. También de la capacidad de transmitir confianza, de apoyar y motivar al equipo; de practicar la ética en sus comportamientos y de su capacidad de dialogar y escuchar. El buen jefe (aquel al que los demás otorgan el rango de líder) fomenta el trabajo en equipo, delega funciones para que todos se desarrollen y -finalmente- muestra una destacada capacidad organizativa.



Merco ofrece una lista de cien empresas apetecibles 
por sus condiciones y clima laboral.


Si tiene profesionales a su cargo le sugiero que dedique unos minutos a evaluar los comportamientos citados y a obtener sus propias conclusiones. Descubrirá si está (o no) propiciando la fuga de talento de su organización, comprobará si está contribuyendo (o no) a crear una empresa apetecible para los mejores empleados y -finalmente- quizá constate cierta vinculación entre clima laboral y resultados.

Las empresas del futuro ya están aquí y a la tradicional búsqueda de prosperidad añaden una buena dosis de ética (responsabilidad social corporativa) ya que aspiran a ser no solo un agente económico sino un fenómeno social.

En el último año he trabajado con tres profesionales sometidos a un intenso estrés emocional provocado (en gran parte) por jefes tóxicos -personas que no saben liderar- y a los que Iñaki Piñuel denomina "psicópatas" en su libro Liderazgo Zero. El fenómeno es conocido (y en muchos casos silenciado) y está siendo objeto de numerosas investigaciones, manuales y artículos que permiten identificar los comportamientos y ponerse a salvo de sus perversos efectos.


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