domingo, 23 de julio de 2017

Etapa Profesional Azucena 4.0


El color del 2017 es el greenery, sombra verde amarilla que evoca los primeros días de la primavera. No es el color elegido para las paredes del nuevo despacho de San Sebastián, aunque pude verlo en el muestrario Pantone que trajo Lutxo, el pintor que renovó el espacio en menos de ocho horas.


La vida está hecha de color y en pocos días he vuelto a encontrarme con el muestrario Pantone buscando sintonizar la placa (que pondré en el exterior de la oficina) con el tono corporativo de mis tarjetas. Aunque lo han diseñado hace días -y lo he visto en pantalla- temo que el color que aparece en el ordenador no coincida con el original.

Pantone es un empresa creada en 1962 con sede central en Carlstadt, Nueva Jersey, Estados Unidos, creadora de un sistema de comunicación del color para las artes gráficas. Pero la verdadera historia pertenece a Robert Ridgway, un ornitólogo del  museo Smithsonian, que para distinguir el tono del plumaje de las aves que estudiaba comenzó a utilizar términos como "rojo sangre dragón", "orquídea radiante" o "gris pálido París". ¿De qué época hablamos? La prehistoria del Pantone se remonta al año 1912 y Ridgway ya había indexado 1.115 colores. 

El greenery va conmigo porque adoro la naturaleza y sin ella enfermaría. Según la directora ejecutiva de la firma Pantone, Leatrice Eiseman, el color del 2017 pretende "regenerar, refrescar y renovar", verbos que aluden al momento profesional que transito. El cambio de despacho me ha obligado a revisar treinta años de historia laboral y kilos de papeles. En uno de los cuadernos encontré una nota que decía: "... Ser libre es seleccionar qué entra en tu cerebro, y quién se lleva tu energía...". Me pareció valiosa y la colgué en redes sociales donde ha provocado algunos comentarios que leo asomada al balconcillo donde la higuera se muestra radicalmente greenery. 



La higuera, el primer árbol del Edén, 
asociado el conocimiento y la fortuna.

Buda alcanzó la iluminación
bajo la sombra de una higuera.



La higuera como símbolo ¿será una señal? Me quedo con regenerar, refrescar y renovar y me ilusiono con la etapa que comienza.

Comparto algunas fotografías del nuevo espacio al que aún hay que trasladar libros y objetos personales.






Mi espacio de trabajo en San Sebastián se encuentra en el número 6 de la calle General Echagüe, justo a trescientos pasos del Hotel María Cristina (los he contado esta mañana). 



El nuevo despacho está a cien pasos del mar y del mercado de La Brecha donde las aldeanas venden los productos de la huerta.


Finalmente, quienes se animen a trabajar conmigo caminarán por la Alameda del Boulevard y pasarán delante de Casa Nicolasa, una institución en la historia de la capital guipuzcoana.


Conservo el teléfono de siempre: 943 420879 tras haber luchado por la "portabilidad" como si la vida me fuera en ello. Si se acercan a San Sebastián ¡no dejen de visitarme!


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Voy :-)

Azucena Vega Amuchástegui dijo...

Vale, "anónimo"... aquí te espero. ¡Gracias por asomarte al blog, seas quien seas!

Anónimo dijo...

Iluminación Coben
En las oficinas y lugares de trabajo, la iluminación es esencial para el bienestar y la productividad. Las lámparas de sobremesa proporcionan una iluminación focalizada, mejoran la visibilidad y crean un ambiente más cómodo y propicio para realizar tareas y concentrarse.