Quizá no esté todo perdido. Si la memoria es un quimérico museo de formas inconstantes, un montón de espejos rotos (Borges), el bookishness simboliza un conjunto de actos creativos que se relacionan con la materialidad del libro dentro de una cultura digital.
Estos días que descanso junto al río tengo oportunidad de observar a mis congéneres (hábitos y costumbres) en un entorno de genuina diversidad y -ciertamente- no veo libros, apenas alguna excepción que confirma la regla...
Pero quizá no esté todo perdido cuando se compran libros a peso para poner en estanterías del salón. Sabido es que los volúmenes no serán leídos, pero -al menos- los propietarios intuyen cierta conexión entre los libros físicos y la cultura y quieren barnizar su identidad con un halo intelectual...
La imagen que ilustra el post es la portada del libro escrito por Jessica Pressman (Universidad de San Diego) cuyas páginas recopilan datos sobre publicaciones en redes sociales de imágenes de libros apilados en casa, el campo, la playa y hasta fondos virtuales de libros que Zoom ha incorporado a su muestrario.
Aunque quizá no esté todo perdido, nos acercamos al abismo porque quien no lee difícilmente podrá encontrar significados y/o puntos de referencia en la circundante realidad, ni en un mundo global donde las decisiones tomadas a miles de kilómetros nos alcanzan.
La lectura (en verdad a búsqueda de significados) se ha llevado gran parte de mi vida y es probablemente lo que -en mi modestia- me ha permitido aportar en los Comités de Dirección en los que participo. No es tanto lo que sé, sino la observación-contextualización-verbalización de lo que acontece (de algún modo la consciencia) que aporta en un Consejo de Administración un consultor externo e independiente que carezca de intereses pecuniarios en las decisiones que se toman.
Heidrick & Struggles ha realizado un informe -titulado
Board Monitor Europe 2021- según el cual el perfil de los consejer@s está cambiando y -aunque las diferencias entre países son relevantes- las conclusiones de gran trazo se pueden resumir en que baja la edad de los nuevos consejer@s (de media 56 años), se incorporan más extranjeros y mujeres y se pondera a la baja la experiencia.
Será interesante observar cuánto hay de maquillaje y cuánto de genuino conocimiento-aportación-contraste-alerta o punto de referencia. Mientras tanto, por favor, sigan leyendo en papel o en digital.
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