"No puedo más (cómo se convirtieron los millennials en la generación quemada)" es el título del texto escrito por Anne Helen Petersen tras haber publicado en el año 2019 un artículo sobre el mismo tema que se hizo viral.
Petersen se refiere a los millennials como personas nacidas entre los años 1981 y 1996 a quienes un conjunto de circunstancias históricas, económico-financieras, educativas y sociológicas han colocado al borde de ese precipicio llamado burn out (síndrome del quemado).
Tanto en el artículo como en el libro la escritora (y profesora universitaria) retrata un panorama desolador: profesionales hiper cualificados que apenas pueden independizarse debido a los menguantes salarios que reciben, larguísimas jornadas laborales, ausencia de límites entre el on/ off the clock, interminables conversaciones profesionales vía slack y acumulación de emails hasta saturar el inbox. Además hemos de añadir el persistente mensaje de que hay que trabajar todo el tiempo, todos los días y a todas horas optimizando cada segundo mediante la práctica de un malabarismo-multitasking de vértigo.
La escena tiene sus consecuencias: el filósofo Byung Chul Han habla de la "sociedad del cansancio", Peterson da una vuelta a la diabólica tuerca y nos lleva hasta el burn out. En mi modestia aporto algunas observaciones...
Para empezar hay muchos mundos pero están en este y tan pronto transito por una institución donde el ritmo es pausado, los plazos y las exigencias razonables, como por una fábrica de automoción donde el ritmo es frenético, las exigencias fuera de la capacidad humana y los plazos cada vez más cortos e impredecibles. La realidad es poliédrica y nunca ajena a la propiedad del negocio (pública, privada, cooperativista, sociedad anónima, cotizada etc.) y al propósito que orienta los esfuerzos productivos.
Así que hay muchos mundos pero están en este. La concatenación de algunos factores que conocemos (crisis del 2008, covid, subida de las materias primas, falta de mano de obra en algunos sectores, paro, edadismo etc.) tensa la cuerda del miedo y afloja todos los límites (acaso todos los derechos) ?!
El contexto mundial agudiza el miedo a perder el puesto de trabajo a cualquier edad, en cualquier sector y circunstancia. Y el miedo cede ante las infinitas exigencias horarias y de tarea dentro y fuera de contratos laborales que son genuinos cajones de sastre (todo cabe). Sin duda esta realidad alcanza de lleno a los millennials, pero también a quienes tienen cuarenta, cincuenta y más años con el terror añadido de que si pierden tu actual empleo quizá no encuentren otro... Es una espiral diabólica. Anne Helen Petersen pone el dedo en una llaga cuyos alcances van más allá de los nacidos entre 1981 y 1994.
Artículo completo de Anne Helen Petersen que se hizo viral en las redes sociales pinchando aquí.
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