domingo, 13 de marzo de 2022

La empatía como tabla de salvación

 

Hace unos días un consultor ofrecía media hora de solidaridad a través de la compasión en un encuentro gratuito on line de treinta minutos de duración. 

Me sorprendió la propuesta. Por varias razones. En primer lugar, conozco desde hace años al profesional cuya trayectoria vira con rapidez hacia el enfoque ultra soft de las organizaciones. Dado que es una persona con marcado instinto marketiniano resulta obvio que ha encontrado un filón en el generalizado malestar de las personas. Sin duda hay una necesidad de sentirse mejor, de contar con recursos mentales, de fortalecer la resilencia, de alimentar el enfoque positivo de la existencia... Y sin duda toda necesidad propia, ajena o de mercado ha de ser escuchada y (en alguna medida) atendida. Si además se convierte en una oportunidad profesional se cierra el círculo perfecto.



No hay nada malo en ello: todos los profesionales trabajamos para cubrir necesidades insatisfechas de nuestros clientes y permanecemos atentos a aquellos "nichos de mercado" que puedan surgir como consecuencia de la pandemia, el paro, la recesión y ahora, además, el conflicto bélico. 

En este contexto surge esa media hora de solidaridad on line que. No dudo del buen corazón de mi colega ni de su sana intencionalidad y me parecen loables sus propuestas profesionales sincronizadas con el momento, pero no puedo evitar que asome la duda del oportunismo -acaso la frivolidad- ante la barbarie que acontece y me pregunto qué impacto tendrá en el mundo real media hora de solidaridad on line... 



Dejo en el aire la pregunta mientras leo a la escritora y periodista Rosa Montero quien en la vasta extensión del Diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) -88.000 palabras- solo encuentra una sin efectos colaterales indeseados. No es la grandilocuente libertad, tampoco la justicia, ni siquiera la igualdad, ya que la historia está llena de situaciones en las que la libertad, justicia e igualdad se han convertido en armas de exterminio... 

En el artículo titulado "Una pequeña verdad" Rosa Montero confiesa haber encontrado en la compasión una clave existencial cercana al ejercicio de la empatía que propicia ponerte en el lugar del otro. 

En un mundo donde todo parece falso -afirma la autora- la práctica de la compasión es una nuez de certeza irrebatible. En mi opinión, la clave radica en la practica reiterada y cotidiana de la compasión, trascendiendo fuegos vacuos de artificio.


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