martes, 13 de septiembre de 2022

¿A qué renuncian los que dejan su empleo?

 

Mi profesora de inglés, neoyorquina afincada en San Francisco, fue alta directiva en banca durante una década. Salió huyendo. Ahora trabaja por cuenta propia. Dice ser más feliz. Un director general en cuya multinacional trabajo me ha pedido que le ayude a transitar a otra compañía, más pequeña, que no cotice en bolsa ni tenga sedes internacionales y -si es posible- más cerca de casa. Pretende huir y quiere que le ayude. El hijo de mi mejor amiga me ha enviado su currículum vitae porque quiere dejar su puesto de trabajo en una prestigiosa consultora. Le llaman "la gran renuncia", es una creciente tendencia y un fenómeno mundial ante el que cabe preguntarse ¿a qué renuncian los que se van de un empleo fijo correctamente remunerado?

Cabría pensar que se trata de casos aislados... pero no es así. Tomemos datos de los últimos informes de Price Waterhouse, Adecco y Manpower: en España, el año 2021, dejaron voluntariamente su empleo fijo  31.800 personas, por contra en el primer semestre del 2022 han renunciado a su contrato indefinido un total de 30.300, es decir un 80% más y subiendo. El dato se produce en un país con más de tres millones de parados. Inquieta y sorprende ¿no les parece?




¿A qué renuncian los que abandonan sus empleos? Según los informes, las principales razones para renunciar son: búsqueda de mejor salario (sobre todo entre los jóvenes), conciliación, reto motivador y anhelo de un entorno psicológicamente sano.

Si las investigaciones predicen que una de cada cinco personas planea dejar su trabajo ¿qué se está haciendo, realmente, para retener el talento, el conocimiento y la experiencia de los profesionales? Emerge un gran área de mejora. Sabido es que la rotación en los puestos de trabajo y el absentismo son dos indicadores de que algo no va bien en las estructuras empresariales, así que seria sensato reflexionar, tomar decisiones y llevarlas a las fábricas y los despachos. 

Mi profesora de inglés, el alto directivo de la multinacional y el hijo de mi amiga no son una excepción sino una pequeña muestra de que algo está cambiando: ¿el ranking de prioridades existenciales? ¿cierto hastío al comprobar que algunas posiciones se cobran un altísimo precio en salud física y mental? ¿la consciencia de que hay desequilibrio entre el dar (a la empresa) y recibir (de la misma)? ¿ una consideración del trabajo como algo subsidiario?

Sea como fuere, la pérdida de un buen profesional (por salida voluntaria de la compañía) es -en mi opinión- una genuina hemorragia para la empresa ya que perdemos a personas cien por cien operativas y hemos de apostar por otras que lo serán -en el mejor de los casos- dentro de meses o años...

Mi mentor financiero solía repetirme que "... en la empresa, hay que consolidar lo que se tiene antes de expandirse...". Falleció y ya no puedo rebatirle, si no le diría que "... en la empresa, hay que cuidar lo que se tiene antes de perderlo..." Y puestos a matizar es cierto que él se refería a productos y servicios y que yo aludo al cuidado de los profesionales. En fin, si es usted empresario, escuche las "señales bajas" que emiten sus profesionales antes de que sea demasiado tarde, vaya un paso por delante y evite fugas porque con frecuencia los que se van son ¡los mejores!


El País. Artículo referencial pinchando aquí.

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