Trabajo con lideres y equipos profesionales y me manejo con soltura en los temas que constituyen el núcleo duro de la gestión empresarial, ahora bien, siempre me han fascinado los enfoques de la periferia -acaso disruptivos- que en su originalidad aportan y refrescan la teoría puramente académica que (se dice) sostiene los negocios.
En los márgenes de la ortodoxia encuentro tesoros que forman parte de mis contribuciones a los proyectos. Digamos que es mi estilo y que las compañías consideran que forma parte de mi aportación de valor.
En este marco referencial, en el año 2005 salió al mercado el libro "Que mi gente vaya a hacer surf" donde el escalador y ecologista estadounidense, Yvon Chouinard, narraba palmo a palmo la creación de Patagonia, una empresa centrada en la industria al aire libre. El volumen -ilustrado con fantásticas fotografías de Chouinard, su esposa, hijos y amigos en las montañas y los ríos- me fascinó al punto de que desde entonces he regalado muchos ejemplares del texto porque es un soplo de aire fresco para cualquier empresario o gestor. Hoy -en un gesto de extrema coherencia con los principios que alentaron la creación de Patagonia y con la manera de vivir del propio Yvon Chouinard- se anuncia la donación de la empresa (valorada en 3.000 millones de dólares) para crear un fideicomiso y una organización sin ánimo de lucro que invertirán en la regeneración del medioambiente.
Artículo en el rotativo EL PAIS pinchando aquí.
Artículo en el rotativo Clarin pinchando aquí.
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