miércoles, 3 de agosto de 2016

Vacational Reset


Mi cuerpo ha iniciado un proceso de reseteado. Lo hace con lentitud como si no supiera (o no quisiera) perder velocidad. Pero... ¡no es para tanto! ya que el código binario solo permite dos opciones: cero y uno. 

Puesto que se trata de las vacaciones estivales entiendo que el desafío consiste en ralentizar, sin embargo algo se resiste y todavía no consigo atraparlo... 




Con el paso de las horas algo va cediendo en mi interior y me siento ligera, casi hueca como un bambú por el que fluyen dulces sensaciones de baja intensidad que se despliegan entorno al mar Cantábrico donde regresan mis familiares "deslocalizados" -como la mayoría de las industrias vascas-. 

Con el avance de los días el deber se diluye en el placer como un azucarillo en un café y lo cercano adquiere tonalidades nuevas ¡casi mágicas! porque la presencia de las personas de mi familia (a las que añoro el resto del año más de lo que me permito admitir) lo llena todo con el aroma inconfundible del afecto.

Mi hija (que vive su propio proceso de reseteo vacacional y acaba de llegar de la frenética vida londinense) observa los carramarros del puntal por el que en bajamar casi es posible cruzar a pie desde el Peine del Viento de Chillida hasta la isla de San Clara; mira las quisquillas; bucea y descubre peces que no recordaba y atisba el titánico esfuerzo con el que avanza un caracolillo de mar que finalmente asciende por la mochila en la que guardamos las lecturas veraniegas...





Mi hija y yo cargamos con libros allá donde vamos porque no sabemos vivir sin ellos aunque a veces nos obligamos a no abrirlos para dedicarnos a la contemplación de la belleza, el silencio, los animales o las nubes en un día ventoso. Contemplar sin etiquetar, observar sin juzgar, apreciar sin calibrar nos sana a las dos y nos recarga hasta la próxima tregua laboral. Ella trabaja en el mundo artístico, lidera proyectos internacionales y le fascina Japón  -donde pasó un mes el año pasado- así que esta mañana ha metido en la mochila el volumen Japonés para hispanohablantes con el doble de páginas (446) que el mío: Aprende a promocionar tu trabajo de Austin Kleon (215 páginas y un formato de 15 x 15 cms).


Frases de Austin Kleon 

No hace falta ser un genio...
Disfruta del proceso, no del producto.
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