Estoy bajo el síndrome del entusiasmo. Lo padezco desde que decidí asistir a un curso de Visual Thinking que impartirá Miryam Artola, en Bilbao. Aunque me di prisa... no me pude inscribir en la primera edición -organizada por Emana (María Carrascal)- porque las plazas se llenaron en unas horas. En la segunda edición ¡lo he conseguido! y estoy muy contenta ya que se trata de un taller repleto de "vitaminas para el alma": juego, colores, metáforas...
Con el paso de los días -y la búsqueda de información sobre el tema- mi estusiasmo se desata y alcanza niveles altos de cortisol. Afortunadamente, no es mi único foco de interés y los proyectos laborales dejan poco margen de maniobra.
Visual Thinking ¿qué es? se trata de realizar marcas significativas que nos ayudan a pensar, resolver problemas complejos, conectar ideas y sintetizar la información ¡no está mal! para una actividad que consiste -afirma Shantell Martin (en la fotografía)- en dejar que el rotulador se desplace por el espacio confiando en que sabrá dónde tiene que ir. En The New Yorker la artista de origen japonés afirma que ella practica el visual thinking en un estado meditativo que se despliega por paredes y objetos hasta completar estancias, libros, cuadernos, ropa, zapatos, techos y ventanas...
Las marcas significativas que ayudan a pensar despiertan la creatividad que llevamos dentro aunque nos hayan dicho lo contrario durante décadas. Finalmente, según otra experta en la materia, Sunni Brown, garabateando retenemos un 29% más de información al mismo tiempo que ponemos en funcionamiento simultáneo cuatro canales: el visual, auditivo, lector-escritor y kinestésico a lo que también se añade una placentera experiencia emocional. No veo el momento de que lleguen el 15 y 16 de marzo para participar en el taller de Miryam Artola, aunque temo (un poco) cómo puedo "decorar" después las paredes del nuevo despacho de San Sebastián...
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