Microrrelato: He desayunado con mi mentor de ética -Catedrático de Psicología Social y del Trabajo de la Universidad del País Vasco-. Después hemos dado un paseo hasta mi despacho.
El viento ha roto su paraguas. Yo he sacado una fotografía del Cantábrico y ambos hemos pivotado un rato sobre la frase que ha traído al encuentro:"... Una organización comienza a morir cuando vive de los mediocres leales y prescinde de los brillantes críticos...".
Tras un ventoso debate a la intemperie hemos acordado que nos gustaba más la idea reformulada: "... Una organización comienza a morir cuando promociona a los mediocres sumisos y castiga a los críticos brillantes...". ¿Qué les parece? ¿Cuál es su experiencia?
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