sábado, 28 de noviembre de 2020

Exito... ¿mundano o divino?

 

¿Cómo te llegan los clientes? Es una pregunta que me han hecho en diversas ocasiones: cuando me entrevistan en la prensa o en la radio, cuando ejerzo como mentora de otros profesionales, e incluso cuando converso con amigos y familiares... 

Alérgica como soy a los planes de negocio, las campañas de marketing y la publicidad, la pregunta me conduce a revisar el "proceso" por el que los clientes llegan a los despachos de San Sebastián y Bilbao, o me contratan para formar a equipos en las empresas. 

Sinceramente carezco de respuesta, si bien avanzaré que considero tener clientes como un milagro en estado puro -semejante a la nieve en este bosque de Normandía-.



Desde el comienzo de mi carrera profesional siento que los dioses me envían clientes. Lo hacen de una manera que parece responder a una gráfica predeterminada.

Soy consciente de la excentricidad de mi razonamiento, ahora bien: el origen de los encargos que recibo nace de un lugar, un espacio y un tiempo ajeno a la planificación mundana. Quizá hemos de buscar en el "plano causal" cuyas instrucciones desconozco... La realidad es que yo no hago nada: los clientes llaman, escriben o directamente me contratan. Esa es la respuesta y lo que hago después quizá no sea relevante.





Una vez que el proyecto comienza me entrego a ello con todo lo que tengo: energía, tiempo, afecto, conocimiento, experiencia... vacío por completo los bolsillos de mi ser para volcarlo en el encargo. Casi siempre sale bien y el cliente me recomienda a otros que a su vez expanden la onda en el río de la vida. Y eso es todo. 

Acepto los encargos de los dioses, pongo empeño en hacerlo bien, los clientes toman lo que necesitan, caminamos juntos un tramo del sendero, logran sus objetivos y nos separamos con mutua gratitud. Con frecuencia vuelven al cabo de los meses o los años. 




La felicidad simplemente ocurre, y lo mismo sucede con el éxito -dejó escrito Viktor E. Frankl- quien añadió: "... escuchemos lo que la conciencia nos dice que hagamos y realicémoslo de la mejor manera posible. A largo plazo el éxito nos buscará precisamente porque nos hemos olvidado de él...".

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