jueves, 11 de agosto de 2022

Sucesión de un Ceo

 

En el 2022 he vivido el mismo dilema en tres empresas diferentes: la sustitución del director general, una de las maniobras más delicadas para una compañía.

En los tres casos las razones para el cambio son diferentes. En uno porque la compañía ha sido adquirida por un grupo de capital riesgo que tiene por norma sustituir al Ceo y poner a alguien de su confianza. En otro, porque el grupo empresarial (al que pertenece la compañía) se está reestructurando por dentro en una mutación vertiginosa (por su intensidad y velocidad). En el tercer caso, debido a la edad del director general -en este momento sesenta y tres años-.

Vemos por lo tanto que hay muchas razones por las que se puede plantear la necesidad de sustituir a un director general: no solo -ni necesariamente- porque esté haciendo las cosas mal y este matiz es relevante.


La sustitución de un director general es uno de los temas de mayor impacto para una compañía. No se trata sólo de cambiar una persona por otra, sino de transitar a otro estilo de liderazgo, valores, lazos afectivos, track record, luces y sombras con los equipos, estabilidad, fortalezas y debilidades, carácter, transparencia / opacidad en la comunicación, know how del sector, de los profesionales de la plantilla, silos y sistema de lealtades, riesgos, clientes, socios y competencia... ¡Es más complejo que sustituir un cromo por otro en una colección infantil!

Conviene tener en cuenta estos factores (y algunos más) cuando se transita el delicado momento de sustituir al primer directivo de la compañía por otro profesional ya que se corre el riesgo de desestabilizar (innecesariamente) la empresa. 

¿Por qué innecesariamente? Porque siendo un tema sensible se puede hacer bien. ¿Cómo? En primer lugar tomando consciencia del impacto que tiene en la totalidad del sistema empresarial (algo que no se suele contemplar) y -en segundo lugar- planificando escalonadamente la transición con cierto margen temporal: el Ceo saliente va soltando roles, funciones, cargos de representación etc. y el Ceo entrante va cogiendo responsabilidades en un baile armónico que ha de practicarse con generosidad, elegancia y humildad. Ayuda mucho poner los intereses de la compañía (y los accionistas si los hubiera) por encima del ego, la vanidad, soberbia, revancha o lo que fuera y ayuda explorar si el nuevo director general encajará con el Comité de Dirección existente...

Una vez más resulta clave recordar algunas de las mejores propuestas del management contemporáneo:(Teoría U, de Otto Scharmer; Modelo Teal, de Frederic Laloux; Enfoque Sistémico de las Organizaciones etc.): ¡Transitemos del Ego-System al Eco-System, es decir, pongamos el bien común por encima del individualismo!




Si es usted empresari@, consejer@ o directivo@ no subestime el impacto de la sustitución de un Director General y prepare a su compañía con al menos tres años de antelación (si es posible) o el mayor tiempo a su alcance de manera que el cambio asegure la estabilidad (y sostenibilidad) del negocio, retención del talento, percepción de confianza de los inversores, tranquilidad en los proveedores y clientes y profit! el mantra sagrado de los negocios.

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