martes, 27 de agosto de 2024

Onda expansiva de un divorcio en la empresa

 

Divorciarse no es rentable, personal ni empresarialmente. Tres informes recogen el impacto en la empresa del divorcio de su Ceo o de alguno de sus principales directivos. Entre otros: mayor absentismo y propensión a enfermar, incremento de posibilidades de padecer ansiedad y depresión, merma de la capacidad de mantenerse enfocados en el trabajo (resultados) y de motivar al equipo. En síntesis: bajada de la productividad. Puff suena demoledor.

Las personas lo pasan mal, especialmente si tienen hijos y la custodia es compartida, ya que han de afrontar tareas que con anterioridad no realizaban: ocuparse de las extraescolares, comprar calcetines o hacer la cena, entre otras. Los expertos (terapeutas) consideran que la separación/ divorcio es un duelo y hay que transitarlo como tal...

Las empresas lo pasan mal: les alcanza el impacto negativo del momento que atraviesan sus directivos. Al igual que una piedra lanzada a un estanque provoca ondas, los profesionales expanden (para bien y para mal) su momento personal.




Según el Observatorio Demográfico CEU, en el año 2023 (último del que se tienen datos) se produjeron 80.000 divorcios-separaciones en España, siendo Cataluña y Andalucía las comunidades autónomas que más casos registraron. De acuerdo con la misma fuente (Universidad San Pablo CEU), el 60% de las parejas que se casan en España se divorcian antes de los diez años de matrimonio. ¿Cuántos de esos casos corresponden a directivos? Si tuviéramos el dato sería posible calcular el alcance en el sistema productivo...

La resonancia entre lo que acontece en la empresa y lo que viven los profesionales es enorme y se ha investigado/ publicado mucho sobre el tema, pero no tanto al revés: ¿qué ocurre cuando un directivo con poder, responsabilidad e influencia atraviesa un mal momento?

Según mi experiencia (modesta) se produce un tsunami de mediana a gran intensidad (dependiendo de muchos factores) que se prolonga entre en el tiempo entre uno y tres años... Leo los informes y mis observaciones sobre el terreno se acompasan con las estadísticas: bajada de la productividad e impacto negativo en la cuenta de resultados. El tema no parece baladí.  ¿Debieran los departamentos de recursos humanos plantearse programas específicos de apoyo a los profesionales que atraviesan procesos de separación o divorcio? Sería un caso perfecto de win-win: ganan los profesionales ¡y la empresa!


Artículo relacionado con el post en El País.

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