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domingo, 21 de febrero de 2010

Sentido Común

¿Se pondría usted en las manos de un cirujano inexperto? ¿Volaría con un piloto que apenas tenga cincuenta horas al frente del cuadro de mandos? ¿Se dejaría realizar una prótesis dental por una persona que aún no se ha certificado como odontólogo? Sea cual fuera la especialidad profesional que analicemos, el sentido común -el menos común de los sentidos- parece indicar que a más horas de vuelo, más garantías de asegurar el resultado que anhelamos: sanar (cirujano), volar (piloto) o disfrutar de un implante sin problemas (odontólogo). Lo mismo ocurre con la emergente profesión de Coach o entrenador de personas y equipos en el contexto empresarial: a más horas de vuelo, más garantías de resultados.

Esta semana -impartiendo clases a futuros Coaches- me preguntaban por la International Coach Federation, ICF -la organización mundial más poderosa y acaso más rigurosa del planeta, con sede en Washington-. Los alumnos querían saber por qué la ICF exige horas de prácticas reales -con clientes reales, es decir, de pago- como una de las condiciones para reconocer la profesionalidad del entrenador. 250 horas para ser un Coach principiante, 750 horas para alcanzar la profesionalidad y 2.500 horas para la maestría. Además, junto a las horas de ejercicio profesional se exige un examen ante tribunal, dos recomendaciones de reputados Coaches senior, varias sesiones grabadas, el cumplimiento de un exhaustivo código de ética y el pago de las correspondientes tasas en dólares.


Tener el reconocimiento de la ICF es uno de los referentes que las empresas españolas empieza a exigir a los profesionales del Coaching para introducirlos en las organizaciones y entrenar desde Consejos de Administración hasta cúpulas directivas. Pocos son los Coaches que cuentan en España con el aval de la ICF, y menos aún que superen las 2.500 horas de trabajo ya que ello implica una alta dedicación al entrenamiento desde que en 2.002 llegara el Coaching a nuestro país. Si buscan garantías, busquen Coaches certificados por la ICF como aval en la formación, la ética y la experiencia ¡que no es poco! en una profesión aún sin referentes académicos oficiales en nuestro país -en Alemania es una diplomatura universitaria-. Les recomiendo que se dejen llevar por esta orientación antes de contratar los servicios de un Coach para sí mismos, su equipo o su empresa. Pongo a su disposición mis cuatro mil registros escritos de otras tantas sesiones supervisadas por la ICF. Más de 4.000 horas de vuelo libre y sin motor. ¡Que los árboles no les impidan ver el bosque!