Hufff ¡qué alivio! Por fin llego a tierra firme: un lugar en el que puedo sentarme, abrir el ordenador, marcar la clave de acceso, conectar con blogspot, y ¡escribir!! mágico verbo para mí.
Con frecuencia los dedos se mueven solos en el aire cuando la urgencia de volcar mis pensamientos por escrito resulta una necesidad imperiosa e inaplazable. No es que padezca parkinson, ni enfermedad alguna, sino que mis neuronas, dedos y yo tecleamos el mundo en veintisiete caracteres (las letras del abecedario español) como los corresponsales de guerra teclean morse o los ciegos braille. E igual que un lápiz entretiene a un tonto -según el sabio refranero español- un portátil, en cualquier recodo de la tierra, me ancla a la cordura.
De vez en cuando enloquezco de manera transitoria: no se nota por fuera porque sigo sonriendo, trabajando, desplazándome, haciendo llamadas de teléfono -pocas, la verdad, ya lo saben quienes me conocen- nadando, comprando libros o mirando escaparates. La rebelión es interna cuando algunas voces disonantes se alzan en mi cerebro en un motín que pugna por salir al exterior y cuyo único calmante es la escritura, estos post que inocentemente ustedes leen con entusiasmo juvenil, y que según dicen les inspiran, acompañan o alegran la jornada.
Me aferro al ordenador con la fruición con la que el náufrago agarra la última tabla del Titánic. Tras algunas horas de trabajo -pongamos diez como algo habitual- mi cabeza es un container de argumentos, perspectivas filosóficas, desafíos, miedos, estrategias, números, sectores, dilemas, gozos, sufrimientos, perdidas y ganancias... porque la "cuenta de resultados" de la vida es de una complejidad y variedad casi infinita.
¡Claro que reciclo contenidos! ecologista convencida como soy desde que me alcanza el recuerdo... Claro que cada jornada realizo un compost fértil para el aprendizaje, el conocimiento y acaso la sabiduría. Desde luego que agradezco esta intensa experiencia vital llena de matices, colores, sabores y texturas. Por supuesto que no lo cambiaría por nada...
Sólo quería compartir esto con ustedes hoy que estoy en Zaragoza, lejos de casa, de mi bicicleta, de mi almohada y de mis tostadas con mermelada de arándanos. Son muchos los que se asoman a este blog cada jornada -una media de sesenta lectores al día- y sin embargo son pocos los que se animan a regalar dos-tres minutos de su tiempo para dejar un comentario. No es un reproche, el hecho de que se detengan a leer ya me halaga, si bien les confesaré que a veces me siento como una voz en el desierto ¡no hay eco! y eso que el País Vasco está rodeado de montañas...
Este verano realizaré un workshop ¿un quéee? -puedo escuchar la voz de Amaya que odia el inglés- un taller, durante una semana en San Sebastián, en pleno mes de agosto. Será sobre la creatividad aplicada a la vida en todas sus facetas, y tendrá un capítulo especial dedicado a la escritura con sus múltiples aplicaciones. Habrá bibliografía referencial, tareas, experimentos, juego, risa... cualquier cosa excepto monotonía y bloqueo (homenaje a Maider). Seremos un grupo de diez personas y el taller ya tiene nombre, Question Mark Factory ¿quéee? -vuelve a preguntar Amaya contrariada-: Factoría de Interrogantes, entrenamiento en creatividad para la vida y los negocios. Quienes estén interesados en participar que me lo hagan saber a través de un comentario en el blog. Es el único pre-requisito a la matrícula je je... Ya oigo el eco, ya no soy una voz en un desierto... ¿o serán los cañones de Catalina de Aragón?