miércoles, 23 de noviembre de 2011

Busco Mentores

Hoy he comido en el Narru con un mentor cuyo nombre real no desvelaré. De un tímido casi patológico, Txema se disgustaría si se viese aludido en abierto como el punto de referencia en el que se ha convertido tras sus treinta años dedicado a aconsejar a empresarios vascos. De él aprendo tanto por lo que cuenta como por lo que calla; de lo que hace y de sus inhibiciones. Finalmente, del contraste entre mi fogosidad y su templanza surgen encuentros amables en los que me esfuerzo por aportar en sus flancos descuidados: temas informáticos, lecturas de última hornada, congresos, tendencias internacionales, o formaciones en las que participo. 


Tener mentores está bien no sólo porque González Alorda lo recomienda en su libro sino porque son faros en la noche, aunque finalmente es uno mismo quién ha de poner rumbo, ritmo, nave y destino a su carrera profesional sin más mimbres que los de su talento, coraje y experiencia. También está el tema de "los de arriba", algo de lo que siempre hablamos en nuestras comidas que acaban teniendo algo de místicas. No por el trago de rioja de buen año, sino porque tanto a Txema como a mi nos gusta creer que existe un Dios, un Karma o un Destino que se impone (o acompaña) también en la vida profesional si bien ambos practicamos aquello de "... a Dios rogando y con el mazo dando...". 

Casi siempre comparto con él mis zozobras del momento. Este mediodía a la hora de los postres, le he preguntado por el porcentaje que considera prudente ahorrar en una empresa para asegurar el porvenir. En su opinión, para mantener la correcta capitalización conviene ahorrar el 30% de los beneficios anuales. ¡¡El 30%!! Y yo que estaba tan contenta con el 15% que retienen mis mejores empresarios... Ya con el café he querido conocer su experiencia con los despidos ya que en su etapa como consejero se ha visto involucrado en en situaciones de difícil digestión emocional. La semana pasada tuvo que despedir a un hombre de 62 años (en un puesto de alta dirección): un sapo que hubiese preferido no tragar. Mi pregunta trataba de clarificar cómo conciliar el dilema de prescindir de una persona al mismo tiempo que se evita un trauma en la organización. Me ha dado algunas pistas interesantes que desarrollaré otro día, en otro post. Si puede, busque mentores en su entorno cercano y -de vez en cuando- invíteles a comer. Aprenderá mucho ¡y a lo mejor se suman los de Villadiego!

1 comentario:

Ramon dijo...

La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha creado un curso de Coaching que añade créditos ECTS a los alumnos. Para quien pueda interesarle... http://www.unedformacion.com/k/introduccion-al-coaching-140479.html