En una antigua fábrica de vino -situada en la destartalada calle Mundáiz de San Sebastián- se ha creado un espacio diáfano en el que se respira bien frente a los árboles centenarios del bosque urbano de Cristina Enea donde hoy se escuchaban los pájaros del entorno.
En la sala polivalente del segundo piso del número catorce azul cielo con tubería de desagüe a la derecha del portal nos hemos reunido un grupo de mujeres para practicar la atención plena, algo que no es nuevo para mi pero como he dicho -en mi presentación ante el grupo- practiqué hace mucho tiempo. De hecho, temía que la memoria de mis células se hubiera borrado por completo junto con el registro de la experiencia en mis tendones y la flotabilidad de mis manos cuando practicaba Chi Kung con disciplina samurai. Pero no, la juguetona y sorprendente vida ha atesorado durante décadas las enseñanzas de Consuelo Martín (doctora en filosofía y experta en metafísica advaita) Manuel Hermida, Rosa Casal, Rimponché, Tiziano Grandi y Juan Li -experto en I Ching Dao- mostrándome que la esencia de lo vivido nos acompaña y está siempre disponible. De hecho, he tenido sensación de que los aprendizajes antiguos esperaban paciente-dulcemente mi regreso.
La promotora-facilitadora del evento es una mujer excepcional -Cristina Zaldua- que lo mismo aplica su licenciatura en Ingeniería al diseño de los planos de una casona en Donamaría como dulcifica la totalidad de tu cuerpo con su masaje-shiatsu o conduce un taller de mindfulness -atención plena- durante la mañana de un caluroso y veraniego sábado del mes de octubre de 2014 (hoy) en San Sebastián. Viajera galáctica, cocinera mitad vegetariana mitad macrobiótica y madre -sobre todo madre- de su propia criatura y de otros adultos que precisan de sus conocimientos o consejos, Cristina ¡es grande! y como los grandes muestra una humildad y sencillez que conmueven al universo.
Hemos respirado, caminado y meditado. Hemos adquirido conciencia plena de nosotras mismas, de las compañeras y el entorno. Hemos descubierto sensaciones nuevas y detectado emociones antiguas instaladas en nuestro cuerpo. Frágil cuerpo, ágil cuerpo. Cuerpo pétalo-montaña-lago-espacio de libertad que todo lo acoge, que propicia la vida, y que expira porque es perecedero, caduco, como las cien mil hojas que tapizaban la calle Mundáiz con treinta grados y sol radiante que se colaba entre nosotras sin permiso para escuchar el cuenco tibetano y el susurro de Cristina centrando la atención y despertando la consciencia.
La práctica de la atención plena es -a mi entender- previa a cualquier cambio sostenible que pretendamos en las organizaciones porque si no eres consciente de tu cuerpo-mente-emociones-sensaciones-necesidades-anhelos y sueños ¿cómo vas a ser consciente de las necesidades de los demás? ¿cómo colaborar con otros? ¿desde dónde? ¿con que radar-sensor-calibrador-escucha-sensibilidad? En una frase: ¿cómo poner remedio al dolor del mundo si uno no es capaz de detectar una contractura en sus homóplatos?
Practicada con frecuencia en el aquí y el ahora, la atención plena es el pre-requisito a cualquier cambio intencional individual, colectivo o planetario.
Esta semana mi amigo Andoitz me ha devuelto un libro que le presté hace meses y se llevó a India -donde su empresa tiene una planta de fabricación de husillos-. Me lo ha traído maltrecho ya que se le mojó en la playa de Goa. ¡Buena señal! -pensé ante sus disculpas- porque el libro ha viajado al corazón del país asiático y del paisaje en el que Andoitz encuentra máxima conexión consigo mismo. Consciencia plena.
Atención Plena como pre-requisito
a la consciencia individual, colectiva y planetaria.
+
Consciencia individual, colectiva y planetaria
como pre-requisito al Cambio Intencional.
3 comentarios:
Muy interesante Azucena como cuando aumenta tu presencia en una entrada, disminuye tu contundencia, pero no tu impacto. Me gusta. Un abrazo.
Buenooo Eugenio... ¡me abruman tus percepciones!
Me honra profundamente te asomes al blog. Y agradezco tu aprecio en forma de comentario. ¡¡Gracias!!
Gracia Azucena,
un placer compartir contigo esta práctica sencilla y profunda.
La atención plena incluye observación e intención que lleva a disminuir la resistencia a aceptar lo que existe en el presente. Esto es una buena base-inicio que posibilita el cambio intencional: real, profundo, transformador y sólido.
Un abrazo cálido.
Publicar un comentario