miércoles, 11 de febrero de 2015

Change Makers ¡en movimiento!


El caso es que viajo. Cada vez viajo con mayor frecuencia por razones profesionales o buscando inspiración. Estoy on the road, una y otra vez, como los camiones de mi amigo Valdés Express que portan coches entre aeropuertos, como los furgones SJL, como los trailers de logística internacional y los vehículos de Patinter.

Moving porque el movimiento se demuestra andando. Y porque muchas de las experiencias que vivo mueven la tierra y conmueven el firmamento.




Los dedos van solos, escriben y cabalgan sobre el teclado como dicen que yo misma cabalgo sobre el caballo de mi energía y afilada lucidez. Dicen, dicen ellos, los amorosos compañeros de mi coaching circle que me sugieren intercale las resecas zonas de estepa (en las que me muevo) con oasis de vegetación en la que refrescar el ánimo para seguir adelante con la tarea. 

La tarea de propiciar cambios en las empresas que hagan posible la felicidad de los humanos al mismo tiempo que los resultados económicos. Tarea de hacedores-propulsores del cambio, change makers, visionarios, soñadores despiertos, idealistas y utópicos aterrizados que apuestan por el cambio allá donde estén: tierra, mar o aire, es decir: en el sector de la salud, la informática, la política, el compromiso social, el cuarto sector, la creatividad, la consultoría, la docencia, las finanzas. On the road...




Ciento diez kilómetros alimentando el blanco de la retina. Nieve que engaña al ojo y agiganta las distancias: la tierra parece más ancha, más larga, más fértil y más bella pintada de un blanco que incita a la reflexión. San Sebastián - Vitoria: dejo atrás Urbasa, Alsasua, Araia, la fábrica de Cemento Portland ¡qué gracia, durante décadas creí que era un chiste lo de "tiene la cara de cemento portland" y resulta que es una industria real! Paradojas. Tan cerca... tan lejos... como tantas cosas que escapan a una mirada superficial y sin embargo se muestran como el futuro ¡si le dejamos!

Ciento diez kilómetros alimentando el negro de la retira. Vitoria - San Sebastián seis horas después del adagio matinal, tras haber disfrutado de los nutrientes de calidad que provee el U.Lab que me vincula al MIT, a la Universidad de Harvard, a mi coaching circle, a la vanguardia de los change makers del planeta. Planeta: más de veinte mil personas apostando por humanizar la humanidad, por alunizar la luna, por habitar el cuerpo habitado, por materializar el potencial en stand bye (a la espera de ser volcado sobre la nieve, blanca, sobre la noche, negra, sobre los continentes, países, organizaciones productivas y no productivas, bienintencionadas y perversas).  

Los dedos no entienden de dosificar la información, ni de ordenar frases y párrafos, ni de hacer pedagogía de los conceptos. Nada les importa porque necesitan remover cielo y tierra para sembrar semillas y esquejes en la reseca estepa en la que me muevo... a veces.




La jornada de hoy era de oasis, inspiración y refuerzo vitaminado. El País Vasco se mueve y yo con él. En la fotografía observamos la presencia de dieciséis personas que dan un paso al frente para impulsar cambios conscientes en cualquier lugar de la estructura productiva donde se encuentren: abajo, arriba, a los costados o en la nada de los electrones libres que buscan en la desconcertante oscuridad. 

Hombres, mujeres, seniors, júniors y en cualquier caso ¡conscientes de la necesidad ¿urgencia? de humanizar la humanidad y de agrupar fuerzas! Los dedos se calman. Nada les importa de la cordura o locura de lo escrito. Ellos avanzan sobre el teclado, hacen sopa de letras y explosiones de ideas: círculos que se abren y están en movimiento porque... el movimiento se demuestra andando y estamos dando un paso al frente hacia el futuro que emerge y nos espera.


Cerámicas de la fotografía realizadas por Eba Zoilo

2 comentarios:

M'Angel Manovell dijo...

Me gusta tanto cuando escribes en unión corazón manos y saltas arriba y saltas abajo y acoges-acompañas-explicitas.

Me gusta mucho ese arrollador sentido de estar segura donde estás...y no se si es este sombrero de la U que nos acoge, nos absorbe, nos transforma porque entiendo y hago mía la experiencia en cada línea que escribes.
...Y porque reconozco tú zapato y tu sonrisa...un gran abrazo y un hasta muy pronto

Azucena Vega Amuchástegui dijo...

Toda compañía es poca en la reseca estepa, como bien sabes M´Angel. Gracias por asomarte al blog y por tu valiosa contribución ;-D ¡¡Gracias!!