Se cumple el centenario de la muerte de un hombre que dejó muchos huérfanos: Francisco Giner de los Ríos, más conocido como el padre de la educación interior ante cuyas lecturas se me ponen los pelos como los del bebé de la fotografía.
Rinde homenaje la prensa culta de nuestro país a un hombre que hablaba del alma como otros lo hacen del índice bursátil o del precio de la harina. Francisco Giner de los Ríos decía que la solución a casi todos los problemas estaba en que los ciudadanos llegásemos a ser un pueblo adulto ¡dueño de sí mismo!
Recojo del viento una pluma cuyo mensaje reverbera con la obra de Giner de los Ríos e inspira:
La propia vida ha de ser vista como una obra de arte, como la realización libre y capaz de las ideas que cada uno se forja en el espíritu, la plasmación de un proyecto personal.
Y en esas andamos algunos duendes y funambulistas del tejido empresarial vasco, change makers, navegadores del cambio... Extraños, independientes y algunos bellos como el niño de la fotografía.
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