domingo, 27 de marzo de 2016

Resistir, Cambiar y Mejorar... ¡un poco!





El psiquiatra francés Boris Cyrulnik afirma que nadie sabe definir la felicidad; que el siglo XXI se caracterizará por la sumisión de los hombres a las máquinas; y que tan solo en Francia hay 1.023 tesis doctorales sobre la resilencia. Tres afirmaciones que despiertan mi curiosidad por descubrir los argumentos por los que  Cyrulnik llega a semejantes conclusiones.

Afirma el psiquiatra que la felicidad es un trabajo cotidiano más parecido a la artesanía y al acto de tricotar que a la metafísica. Manos a la obra ¡pogámonos a tricotar! uno, dos, cien mil jerseys de quita y pon para los días soleados / días grises que viviremos como Penélope en espera de  Odiseo.

Las máquinas ya nos someten con su frío cálculo de probabilidades, con su pretexto de facilitar la vida, con el centrifugado de las mejores mentes del planeta en Silicon Valley y en Zamudio. En una empresa que trabajo (entrenando a la dirección) hay dos divisiones: manual y robótica. La segunda se impone por goleada: más presupuesto, personas, formación, más viajes, productos... los profesionales de "manual" se sienten auténticos patitos feos de la empresa.

Finalmente la resilencia, esa musculatura que salva tercamente a los humanos del precipicio de la desesperación... El propio Boris Cyrulnik tuvo que sobreponerse a la perdida de ambos progenitores -muertos en la segunda guerra mundial- y escribe sobre ello en su último libro Las almas heridas donde reconoce que uno no puede curarse de todo pero si hace algo, a veces, se mejora un poco.


La felicidad es un continuo tricotar


Reciente artículo sobre el tema, en El País.

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