Digamos que el día ha comenzado con mal pie: nada más salir de casa he pisado una baldosa floja de la acera y ¡zas! me he salpicado la pierna. ¡Qué rabia me da, cuando me pasa esto!
Después el autobús se ha desviado por Zarautz para recoger pasajeros lo que significa que la llegada al destino se retrasa veinte minutos. En Bilbao me esperaba un equipo de seis profesionales para acompañarles en la reflexión estratégica de su próspero negocio. A pesar de la baldosa y el desvío, he llegado al encuentro contenta y con el deseo de contribuir al máximo de mi capacidad, experiencia y conocimiento.
Las dos primeras horas he facilitado el entrenamiento aportando algunas pinceladas teóricas y un práctico eje central que se ha volcado en una parrilla de decisiones de negocio consensuadas de manera eficaz (con piloto y fecha de realización). Después, dado que era el cuarto encuentro con estos profesionales -y habiendo explicado reiteradamente la dinámica que sostiene una reunión funcional-, he delegado en ellos la responsabilidad de gestionar el tiempo restante de manera que la experiencia les sirviera de "prototipo" para el futuro. Me he asegurado de que estuvieran claras las instrucciones, de que todos estuvieran de acuerdo, y que quisieran poner en práctica la metodología de trabajo que tan buenos resultados ha aportado en los encuentros anteriores. Entontes yo me he hecho a un lado y ellos han tomado las riendas, momento en el que como un tornado se ha desplegado en la sala un caos de alta intensidad de los que acontecen un par de veces al año, todos los años, en la trayectoria de un consultor.
Artilugios que propician el pensamiento disruptivo
Una de las propietarias ha perdido los nervios, se ha puesto de pie, ha agredido verbalmente a otro socio criticado ácidamente la manera de gestionar un departamento, formulado destructivamente algunas ideas brillantes y ha elevado la tensión al punto de ebullición de una olla express. He tenido que pedir time off para reconducir la situación ¡en tres ocasiones! después de respirar profundamente como el buda en meditación bajo la higuera.
Finalmente he conseguido serenar los ánimos y reconducir a los participantes transformando tensión en aprendizaje salpicado de humor y metáforas como la del cangrejo ermitaño que abandona su concha cuando ya no le permite seguir creciendo.
Pero claro, he salido "tocada" como en el juego de los barquitos. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué los seres humanos perdemos el control? ¿De dónde sale tanto resentimiento? ¿Por qué tenemos tanta necesidad de ser escuchados? ¿Qué fuerza nos habita para lanzar improperios contra otros que acaban volviéndose contra nosotros? Y... después de todo: ¿Será una utopía seguir creyendo que las organizaciones funcionen bajo el paradigma colaborativo? ¿Será iluso avanzar hacia la autogestión de los equipos? ¿Tenemos que renunciar al bien común?
...
Por la tarde he entrenado al Ceo de una empresa en la que trabajo desde hace cinco años en los que he tenido la suerte de ser testigo de su crecimiento continuado. Todo ha ido bien con el directivo a pesar de que ha desplegado sobre la mesa algunas dificultades gruesas de financiación y re-diseño de producto.
De vuelta a casa el autobús ha pasado de nuevo por Zarautz y las baldosas seguían bailando a su manera. Una piragua cruzaba el Urumea poco después de las ocho de la tarde. Para entonces yo había recuperado la esperanza en los humanos profundizando en Reinventar las Organizaciones, uno de los mejores libros que he encontrado en los últimos treinta años.
Frederic Laloux comparte con el lector un puñado de experiencias empresariales exitosas (*) en las que se argumenta de manera inequívoca la certeza de que es posible crear entornos que los que las personas se traten con respeto, disfruten, la producción fluya acompasada por el sentido común, los equipos se regulen solos y el control se minimice en favor de la libertad. Aliviada he respirado como el buda debajo de la higuera. Hogar, dulce hogar. He llegado. Y mañana... mañana ¡será otro día!
(*) Algunas empresas cuyos casos se despliegan en el volumen: AES + BSO / Origin + Buurtzorg + FAVI + Patagonia + RHD + Morning Star ...
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