jueves, 6 de abril de 2017

Entrenar al sucesor ¡clave de sostenibilidad!



Estoy muy contenta por tres razones. La primera, porque una semilla de haya del bosque de Listorreta (Guipúzcoa) ha agarrado y emerge en una de las macetas grandes de la terraza. La segunda, porque en tres minutos he completado los ochos errores del comic del periódico. Y la tercera, porque mi oficio se confirma de utilidad para las empresas, según los expertos juristas de Elkargi.




En el salón Aranzadi de la Universidad de Deusto -presidido por el busto que aparece en la fotografía- Mikel Alberdi ha compartido sus conocimientos y experiencia en procesos de sucesión en la empresa familiar. Al acto han acudido una treintena de personas, la mitad de las cuales tenían más de sesenta años (como cabía esperar).

Las empresas familiares son el 89% del tejido industrial español y la comunidad autónoma vasca registra un porcentaje similar. De ellas, el 45% están gestionadas por la primera generación (socios fundadores), un porcentaje casi idéntico son lideradas por la segunda generación, y tan solo un 7,4% de las empresas familiares sobreviven hasta la tercera. ¿Qué ocurre exactamente para que la mortandad de las empresas familiares sea mayor que la de hayas en maceta?

Las razones son numerosas y complejas, pero hay dos que se manifiestan como relevantes y competen a mi oficio. La primera: la transformación del líder orquesta (miembro fundador) en un equipo funcional o -si lo prefieren- eficiente. La segunda: la necesidad de entrenar al sucesor del líder carismático que -según la experiencia del experto y la mía propia- suele carecer de muchas de sus competencias, habilidades, e incluso triquiñuelas aprendidas por el fundador en la "escuela de la vida". 




Ambas dificultades se pueden solventar con la contratación de un coach profesional senior (experimentado) que -respetando la cultura de la empresa- entrene al sucesor en aquellas competencias esenciales para liderar al compás del mercado, las tendencias e incluso la legislación. Entrenar se convierte en la piedra filosofal para una transferencia fluida del primer directivo de la compañía a su sucesor.

Por otro lado, la creación de un equipo directivo entrenado por un coach de negocio es una garantía al aportar método y experiencia para aunar el talento y las formaciones diversas, los caracteres diferenciados y la variedad generacional. Entrenar al equipo directivo se revela como esencial en las empresas contemporáneas y resulta aún más necesario en las empresas familiares cuya emocionalidad es compleja.

Para terminar, los juristas recomiendan a los propietarios de empresas familiares que realicen un proceso de sucesión, que no improvisen, que redacten un protocolo familiar (sobre todo si hay más de un hijo) y que investiguen la Nueva Ley Civil Vasca -mucho más flexible que la anterior-.

(*) Mi amiga Begoña Etxebarria -directora de la Fundación Novia Salcedo- aporta un enlace de interés sobre tema de este post: Fundación Antonio Aranzabal.


No hay comentarios: