viernes, 10 de febrero de 2023

Si es directivo... ¡cuide sus presentaciones!

 

En el año 2019 me contrató una profesional con el objetivo de convertirse en la directora general de su compañía en un plazo de dos años. En aquel momento ocupaba una posición de mando intermedio, si bien gozaba de un cierto nivel de poder e influencia tanto con la propiedad como con los principales directivos de la empresa. 

La distancia entre el punto de partida (donde se encontraba al contratarme) y el de llegada (ocupar la dirección general) era grande, además yo acababa de conocerla y desconocía si era corredora de fondo y su nivel de resiliencia así como sus competencias y habilidades al frente de proyectos y equipos. 

Siendo claro que nos encontrábamos ante un objetivo ambicioso, el computo de incógnitas me hacía difícil calibrar si la meta era realmente alcanzable. Aún así acepté el desafío que entonces intuía monumental y nos pusimos a trabajar.




Les ahorraré el detalle de los dos años de entrenamiento y de las sesiones quincenales en las que ambas poníamos sobre la mesa todo el conocimiento, la experiencia, la mente y el corazón para avanzar hacia la meta. En un ejercicio de consciencia las dos verbalizamos la dificultad del objetivo. Sabíamos que el trabajo duro y los resultados de negocio eran parte de la ecuación, pero no lo eran todo: necesitábamos una estrategia que reforzara su posición dentro y fuera de la empresa, así que pusimos en marcha un plan cuyo rumbo íbamos afinando de manera orgánica ante la marcha de los acontecimientos. 

A esta altura del relato revelaré que conseguimos el objetivo: fue nombrada directora general de la empresa, celebramos el logro con una comida modesta, y cuando estábamos en los cafés ella verbalizó los hitos que -en su opinión- le habían llevado al éxito. Entre los aprendizajes había muchas claves que después se han repetido en procesos de entrenamiento con otros profesionales, y había dos que hoy quiero rescatar: la planificación y las presentaciones espectaculares.




Implacable como un samurai en el seguimiento de lo planificado, mi clienta defendió con vehemencia sus prioridades -alineadas con el objetivo de ser directora general- y esa claridad en el rumbo -unida a su tesón- le llevaron a la meta. 

En cuanto a las presentaciones, mi clienta se tomaba su tiempo para elegir con precisión los mensajes de cada diapositiva que sintetizaba al máximo en aplicación del "menos es más" que siempre funciona. También dedicaba mimo y esfuerzo en la búsqueda de imágenes inspiradoras que completasen el mensaje que deseaba transmitir. Tanto esmero la transformó en la "reina de las presentaciones" dentro de la empresa al principio y fuera más tarde ya que comenzaron a invitarle a eventos empresariales que aumentaron su visibilidad, reforzaron su posicionamiento de marca, y contribuyeron a su nombramiento como directora general.

En el 2023 me acuerdo de esta historia tras entrenar a un profesional del sector financiero que se resiste a cuidar sus presentaciones ante posibles inversores en la certeza (falsa) de que basta con crear una buena hoja excel. Al final de la última sesión acordamos la conveniencia de que compre, estudie y ponga en práctica las enseñanzas de Gonzalo Álvarez Marañón en el libro "El arte de presentar" que alcanza su octava edición. Ya les contaré si repetimos éxito o, por el contrario, descubrimos otras rutas hacia el logro de nuevas cimas profesionales...

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