sábado, 19 de agosto de 2023

Relato veraniego. Lecciones de la montaña

 

A las ocho de la mañana ya estábamos camino de la cima. A mitad del ascenso -sumergidos en la vegetación- el sol asomaba sobre la roca. Puedes capturar la imagen o pensar que lo harás más tarde, pero el sol no te espera, al igual que las oportunidades en la vida no te aguardan. Lecciones de la montaña: el aquí y el ahora es único, todo está en movimiento y sigue adelante contigo o sin ti.



Alcanzada la primera etapa de la jornada, hemos parado un momento a beber agua y descansar. Arriba la luz y el incipiente sol nos pegaba de lleno pero la temperatura aún era llevadera: unos veinte grados. Las vistas eran inmensas. El pueblo más cercano, Pedrosa (Burgos), ofrecía una imagen nítida y desordenada de casas rústicas y de veraneo. La perspectiva era completamente distinta a la que teníamos en la imagen anterior. Lecciones de la montaña: casi todo es cuestión de perspectiva. ¿Desde dónde observas la realidad? ¿En qué focalizas la mirada? La perspectiva y el foco importan.


La belleza estaba en todas partes pero algunos tramos retenían la mirada: el azul de las rocas, el verde musgo del sendero, el gris perla de las piedras, los infinitos matices de la vegetación. Dice el sabio que donde no hay belleza no hay conciencia... en este páramo la conciencia se eleva exponencialmente al infinito... Lecciones de la naturaleza.


Gran parte del camino hemos avanzado entre brezos, olía a miel y el zumbido de las abejas preocupaba un poco. Pero no era cuestión de desviarse del objetivo, sino de avanzar con cautela y atención... Lecciones de la naturaleza.


Finalmente hemos vuelto al punto de origen de la ruta. Diez kilómetros y un ascenso vertical han hecho mella en nuestro cuerpo pero el alma... ¡hay el alma! gozosa y plena se lleva a casa el esplendor de la montaña y sus impagables lecciones de sabiduría. Gratitud.

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