Las organizaciones avanzan en la medida en que afrontan retos que exigen cambios. Puesto que los cambios conllevan incertidumbre, precisan coraje ya que toda alteración del "statu quo" implica riesgos. Reto-Cambio-Coraje es una triada que se encuentra en el epicentro de la transformación empresarial.
Cuando los retos nos vienen dados por el mercado, las tendencias, la legislación o la competencia, las empresas se ven obligadas a modificar su manera de producir, distribuir, exportar... La exigencia impuesta coloca a las empresas ante un “cambio adaptativo”: digamos que no lo eligen, sino que les viene dado.
Frente a ese tipo de modificación existe el “cambio intencional” que ponen en marcha los principales directivos de una organización para desarrollar su máximo potencial en áreas como la calidad, la cuota de mercado, los beneficios o la innovación. Aunque todos los cambios exigen coraje, cuando se abordan voluntariamente precisan de una valentía extra que proviene del convencimiento de que es posible alcanzar al mismo tiempo los resultados económicos, la satisfacción de los profesionales y la transformación empresarial. Con frecuencia una visión nítida y compartida del futuro alcanzable contribuye a impulsar cambios con realismo y entusiasmo.
Finalmente, el coraje (antítesis del miedo) contribuye a la práctica de “conversaciones difíciles” tras las que se oculta un enorme potencial de mejora e innovación. Integrar en el día a día de las empresas las conversaciones de feedback (honesto, concreto y basado en datos) es clave en la transformación de los negocios del siglo XXI.
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