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sábado, 8 de mayo de 2010

Adultos en el Kinder Garden

Dieciséis amigos reunidos en un espacio de cincuenta metros cuadrados -durante ocho horas seguidas un viernes- sin más objetivo que aprender y compartir es una gozada, un auténtico "recreo" para adultos que ocupan cargos de responsabilidad en sus organizaciones como empresarios o asalariados.

Si a esto le añadimos un ambiente de complicidad y juego, con pruebas como hacerse (sin dinero ni tarjetas de crédito) y en quince minutos con un zapato morado, una coliflor y un huevo cocido; si lo complementamos con una escenificación de todos los participantes en un teatrillo de comedia -previo guión establecido para el aprendizaje-; Si lo rematamos con una comida exótica a base de sushi, tempura, salmón a la plancha, arroz y helado de té verde regado con un buen vino blanco tendremos la aproximación al retrato de la jornada que vivimos ayer en San Marcial 8 -mi despacho de San Sebastián- transitoriamente transformado en un kinder garden en el que tirados por el suelo a ratos, jugando en equipo otros, mirando atentamente el power point, o tomando notas de las explicaciones de los facilitadores, disfrutamos como esos "locos bajitos" que son los niños y que podemos ser los adultos cuando nos lo permitimos. Además intuyo que es el ambiente ideal para el auténtico aprendizaje: no sólo desde el intelecto, sino desde la vivencia.

Quizá se pregunten cuál era el motivo del encuentro. En realidad, la mayoría de los participantes somos "cursillistas profesionales": personas que nos apuntamos a casi todos los bombardeos que tienen que ver con nuestra pasión por las personas que -en nuestro caso- es también nuestro trabajo. En la sociedad endogámica en la que nos movemos (País Vasco), solemos coincidir en foros, formaciones y propuestas a lo largo del año... de ahí que vamos consolidando amistad, alianzas y proyectos compartidos. El pretexto de ayer era aprender una nueva metodología para el trabajo con equipos de empresa. En este caso se trataba de un método investigado -durante una década- por el profesor universitario Meredith Belbin interesado en descubrir las razones del éxito (y del fracaso) de los equipos empresariales.

Basicamente las personas desarrollamos roles funcionales (vinculados a la tarea que realizamos) y roles de equipo en las interacciones que mantenemos con los demás para lograr objetivos. Los llamados roles de equipo se han estudiado en profundidad al menos de dos maneras: la escuela francesa -liderada por Alain Cardon- ha perfilado un modelo de extrema simplicidad conceptual que mejora las reuniones tanto que podemos afirmar que pasan de blanco a negro, de ineficacia a eficacia, de pérdida de tiempo a gestión del tiempo, de polaridades relacionales a cooperación-contribución... La segunda gran aportación a los roles de equipo la realiza desde la escuela inglesa Meredith Belbin y se trata de centrarse en los comportamientos "naturales" de cada individuo, en aquellas fortalezas que (conocidas por él mismo y por el grupo) situán a la persona y al equipo en la zona de excelencia. Son nueve perfiles que se complementan y son necesarios para llegar a lo que el management denomina como un equipo de alto rendimiento con la premisa básica de que todos aportan. Para que se hagan una idea de lo que hablamos, citaré los roles: el creativo, el investigador de recursos, el coordinador, el impulsor, el monitor-evaluador, el cohesionador, el implementador, el finalizador y el especialista.

Todos hicimos ayer juego en el "recreo" que nos concedimos en nuestras abigarradas agendas y fue genial, de verdad. Ahora contamos con dos herramientas básicas que -utilizadas en el contexto del Coaching de Equipos de Empresa- aseguran la eficacia del proceso. -Ver fotos en el álbum Picasa-. Como diría nuestro buen amigo Covey, dieciséis amigos nos regalamos una jornada de "afilar la sierra" para mejor servir y trabajar con personas, equipos y organizaciones.

viernes, 12 de marzo de 2010

Los viejos rockeros nunca mueren

Jamás me ha gustado el rock, quizá porque no lo comprendo o acaso -sencillamente- porque mis tímpanos tienen un limitado cupo de decibelios. Hoy, sin embargo, he me sentido vieja rockera pedaleando sobre mi bicicleta a toda velocidad y permitiendo a la brisa marina sacudir mi rostro tras 24 largos de piscina: el pelo mojado, las playeras de cuero, el vaquero nuevo que no me gusta, el libro en la mochila y el cortadito en la degustación del barrio. Todo antes de las 10.00 de la mañana de un viernes cualquiera. De repente he olvidado mi edad y la conveniencia de ser cuerda (de parecer sensata) y de responder a las expectativas de otros. Quizá nunca me he ocupado mucho de responder a las expectativas de nadie. ¿De nadie? ?? !!

Acaba de salir del despacho un alto directivo después de entrenar intensamente durante dos horas largas sobre el liderazgo posicional y el ejercicio de la autoridad en el marco de una fundación en la que no se echa a nadie y no hay escalafón para promocionar: poco margen de maniobra para motivar por debajo (tente tieso) ni por encima (promoción). ¡Centrémosnos en no desmotivar! lo que a decir de las paginas sepia -y de los ensayos de management- hacen más del 80% de los directivos españoles.

El liderazgo posicional no es otra cosa que liderar a cada persona de manera diferente: a uno con el halago, a otro con la exigencia, a un tercero por el marcaje de límites, a un cuarto por la posibilidad de iniciativa, y a un quinto dándole órdenes precisas... Una sola organización, un sólo líder, una sola cultura corporativa (misión-visón-valores), y muchos estilos para motivar a cada persona teniendo en cuenta sus propias pulsiones. Está bien estudiado, por ejemplo, que un cerebro (alguien creativo y poco ortodoxo) necesita mucha libertad para aportar lo mejor de sí, mientras que un coordinador tiende a delegar, y un implementador transforma las ideas en acciones... Hay hasta nueve rasgos distintivos que han sido bien estudiados en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) por Meredith Belbin y que permiten mejorar la comprensión, cohesión y desarrollo de los equipos de alto rendimiento en las empresas. No sé si entre los nueve perfiles habrá rockeros, je je, me temo que no. En cualquier caso comienzo ahora mismo el fin de semana que les deseo armónico, sereno, relajante y si es posible divertido.

(*) Meredith Belbin es autor de siete libros, entre otros: Beyond the team, Changing the way we work, y Team Roles at work.