miércoles, 27 de diciembre de 2017
Todos somos infieles
domingo, 4 de octubre de 2009
BBVA
Si viviera, hoy mi padre estaría triste. Ha salido de la cúpula José Ignacio Goirigolzarri, el último directivo vasco de altos vuelos del BBVA. Perdemos fuelle en la entidad. Llevaba ocho años en el cargo en sustitución de Emilio Ybarra y era el número dos tras el presidente Francisco González obsesionado con el avance del Santander.
La otrora pujante y parecía que imbatible entidad financiera ha vaciado de contenido las plantas de la impresionante sede histórica en la Gran Vía de Don Diego López de Haro (fundador de la villa). Hoy parece un edificio fantasma que han intentado reiteradamente vender sin éxito alguno. Además sale de la cúpula el último vasco y -por si fuera poco- en los últimos siete años se han perdido posiciones con la competencia. El Santander ha subido un 31% en Bolsa mientras que el BBVA ha caído un 11%. Mi padre estaría triste y yo también: orgullo des-compuesto.
domingo, 30 de noviembre de 2008
Redes
Es domingo, hace unos minutos acaban de enviarme una nueva invitación de Xing, la net profesional en la que según los últimos datos (de hoy mismo) poseo casi dos mil contactos. Personalmente apenas conozco a seis u ocho de mis vínculos y, sin embargo, se amplia hasta los dos millares el círculo concéntrico en red.
Una y otra vez escucho en foros académicos que uno de los principales fallos de las mujeres empresarias y de las profesionales de rango medio-alto es que utilizan las redes menos y peor que sus colegas masculinos. Nadie explica-intuye el porqué.
En agosto 2008 asistí a un curso de verano en la Universidad del País Vasco montado -en exclusiva- para que la Diputación Foral de Guipúzcoa diera a conocer el programa Emekin de apoyo a la creación de empresas lideradas por mujeres. Allí, de nuevo, escuché que las mujeres empresarias no usamos las redes profesionales.
Estas son algunas de las razones que se me ocurren: la investigación de las redes precisa tiempo, la puesta en contacto con otros usuarios de las redes exige tiempo, el cultivo de las iniciativas (envío y contestación de emails, creación de eventos, invitaciones etc.) implica tiempo: un bien escaso más cotizado aún si cabe entre las féminas que entre los varones.
Y aún cuando estoy persuadida de que el cultivo de redes profesionales, de alianzas estratégicas, de foros de debate, de think tanks (tanques de ideas-brainstorming) pertenece al 20% de alta rentabilidad del que en ocasiones emana el 80% del negocio-prosperidad (Ley de Pareto), las mujeres solemos estar atrapadas por lo urgente sobre lo importante (Covey "Siete hábitos de las personas altamente eficaces"). Las redes son importantes (generan negocio)pero no urgentes.
Acabo de contestar a RR.Lichterfeld, la última persona que me ha invitado a participar en su red Xing. Salgo a dar un paseo por el puerto: ya no llueve. Contemplaré las redes de nuestros arrantzales, su olor a vida y a salitre, la persistencia con la que esas mujeres, esas sí, reparan y miman los hilos de los que pende la frágil economía familiar.
En realidad hay algo que me enfada, una paradoja cuya investigación dejo a los sociólogos laborales: las mujeres sí somos expertas en redes de apoyo, en redes sociales, en redes no lucrativas. La pregunta es... ¿Qué nos pasa cuando se trata de hacer negocios?