Si viviera, hoy mi padre estaría triste. Ha salido de la cúpula José Ignacio Goirigolzarri, el último directivo vasco de altos vuelos del BBVA. Perdemos fuelle en la entidad. Llevaba ocho años en el cargo en sustitución de Emilio Ybarra y era el número dos tras el presidente Francisco González obsesionado con el avance del Santander.
La otrora pujante y parecía que imbatible entidad financiera ha vaciado de contenido las plantas de la impresionante sede histórica en la Gran Vía de Don Diego López de Haro (fundador de la villa). Hoy parece un edificio fantasma que han intentado reiteradamente vender sin éxito alguno. Además sale de la cúpula el último vasco y -por si fuera poco- en los últimos siete años se han perdido posiciones con la competencia. El Santander ha subido un 31% en Bolsa mientras que el BBVA ha caído un 11%. Mi padre estaría triste y yo también: orgullo des-compuesto.
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