viernes, 25 de julio de 2008

Héroes de lo cotidiano

Camina o revienta. Hace algunos años un preso cuyo alias era El Lute escribió durante su cautiverio un libro titulado Camina o revienta. Él no lo sabía, o acaso sí, pero esa dicotomía contundente resume buena parte de la filosofía de los emprendedores.

Emprender no es otra cosa que marcar huellas sobre un territorio inexplorado.Conozco a Josune Bereziartua, varias veces campeona mundial de escalada. Asciende en vertical, líder de cordada aún cuando va con su compañero, avanza más allá de la extenuación, duerme colgada de una cuerda, se aferra a la montaña con las manos ensangrentadas. La posibilidad del "no puedo" queda lejos,tanto... que resulta inexistente. Abajo un precipicio dos mil metros, arriba el cielo inexplorado. Camina o revienta. La belleza del extremo desafío.

Emprender no es otra cosa sino caminar sobre doce ruedas diez horas al día por las carreteras españolas como autónomo en busca de horizonte y libertad. Lo hace Rafa Valdés, mi amigo transportista, con enorme éxito no exento de riesgo, de cansancio, desánimo y desgaste. Atrás quedó su trabajo por cuenta ajena, atrás la seguridad de un salario y catorce pagas... ahora responde de sí mismo, negocia tarifas con sus clientes, atiende, siempre, rápido, como el viento. Valdés Express. Camina o revienta.

Emprender es ser un caracol con la casita-negocio siempre a cuestas, incluso durante las vacaciones. Hoy, he recibido desde Canarias un email de Izaskun, propietaria de una ecotienda en Azpeitia (Guipúzcoa) cuya facturación triplica la más optimista de sus expectativas. Y, sin embargo, a ratos la ansiedad muerde sus codos. Se pregunta cuánto tiempo le seguirá yendo bien, se angustia ante la hipótesis de que la competencia abra otro negocio y le atormenta la idea de no ser capaz de responder a las demandas-necesidades de sus clientes actuales y futuros. Camina o revienta, con media pastilla de Alprazolam (ansiolítico)al día.

Un paso cada vez, hacia delante, en la dirección de nuestros sueños. Sin olvidar jamás el para qué, el sentido último que nos impulsó crear nuestros negocios, nuestros trabajos, nuestra actividad, nuestra opción espiritual de estar en este mundo. Sí, espiritual. Camina o revienta con Viktor Krankl y otros tantos supervivientes en un caos social que se fagozita a sí mismo.

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