sábado, 6 de diciembre de 2008

Las Torres Gemelas

"De la idea al proyecto, del proyecto a la realidad" pudiera ser -y no es- el título del taller que impartiré el miércoles en Santiago de Compostela. El foro máximo del taller era de 20 personas. La demanda ha sido tal que hemos tenido que ampliar hasta 35. Sé que hay otra docena de personas esperando "colarse" en el último momento.

"Del sueño al objetivo, del objetivo a la realidad" pudiera ser -y no es- el subtítulo del taller organizado por la Xunta de Galicia, Unidad Mujer y Ciencia, que impartiré en la tierra del Apóstol. Sin embargo se aproxima bastante a las dinámicas teórico-practicas que desarrollaré con ese gran equipo de investigadoras, gerentes, profesoras, empresarias y científicas.

Viajo dos días antes del evento aprovechando el puente festivo. Me propongo visitar las Torres Gemelas barrocas que se alzan al cielo desde la Catedral de Santiago, emporio de la cristiandad tan sólo comparable a Roma y Jerusalén. Me impone imaginarme bajo las cúpulas monumentales construidas sobre un edificio que data del siglo XI-XII por el que cada año pasan miles de peregrinos que provienen de todos los rincones del planeta. No es que yo sea supersticiosa, o en exceso creyente, y sin embargo, como les digo, me impone que el Destino me lleve a Santiago.

Voy dispuesta a aprender y disfrutar. También a darlo todo desde la pasión que me habita, y a compartir conocimientos, experiencias y algunas modestas certezas de mi oficio. Como saben, mi oficio actual no es otro que el de entrenadora de líderes y de equipos de empresa. Esta catalogación en verdad no excluye a nadie, al contrario, ya que cada persona puede de ser líder de su propia vida llevándola a su máximo potencial.

Así que hablaré de los sueños. Decía Calderón de la Barca que los sueños... sueños son, y estaba en lo cierto si los dejamos ahí arriba: en el limbo de los justos. Ahora bien, es posible transformar esos sueños en objetivos realizables, desafiantes, medibles, diseñados por etapas, con apoyos, con alianzas...

Me gusta repetir una y otra vez -y ahora lo haré de nuevo en la tierra del Apóstol- que la diferencia entre sueños y objetivos es la siguiente: un objetivo es un sueño con piernas (en movimiento, musculando con un plan de acción). Y un objetivo es un sueño con fecha límite, es decir, algo que no sea fía a la eternidad sino que se fija en el calendario, convención terrestre que ordena el tiempo, que organiza los ritmos de quietud y de expansión, de siembra y de cosecha, de aprendizaje y de enseñanza, de logro y de disfrute.

Sueños con fecha límite. Sueños con piernas. Enseñaré a marcarse objetivos de una manera eficaz en el contexto personal y profesional, como individuos y como equipos, como sociedades y como parte de un universo más completo que nos engloba y acaso organiza desde allá arriba: las Torres Gemelas de la Catedral de Santiago o incluso más allá...

Todo esto me da un cierto vértigo, ya les digo. Ayer mi amiga Beatriz -al corriente de mis últimas andanzas viajeras por razones laborales (Valencia en octubre, Madrid en Noviembre, Santiago de Compostela en Diciembre)- me decía en un email: "ya veo que te has lanzado a las conferencias y a la enseñanza" a lo que de inmediato le constesté desde lo más profundo de mi ser: No, Beatriz, ¡qué va! todo me ha venido dado, rodado, yo no he movido ni una pestaña para que todo esto ocurra. Mi única intervención ha sido la de pronunciar un !sí! a lo que me va trayendo la marea de la vida. Un ¡sí! comprometido no exento de perplejidad, de zozobra, de mucho trabajo y de infinito agradecimiento. A lo mejor es porque esta semana he leído por tercera vez El Secreto, escrito por Rhonda Byre, editado por Urano (no tengo comisión, es por facilitarles la búsqueda) y un best seller que está revolucionando el mundo de los negocios con la ¿hipótesis? de la Ley de la Atracción según la cual atraemos a nuestra vida -igual que imanes- aquello que deseamos si persistimos en el empeño y con alma de niños (confiada, alegre, juguetona). La comprendamos o no, la conozcamos o no, dice Rhonda Byre, la Ley de la Atracción funciona, como la Ley de la Gravedad.

Allá me voy... a las Torres Gemelas de la Catedral de Santiago y a disfrutar-enseñar-aprender en compañía de una treinta de personas brillantes interesadas en liderar sus propias vidas. Los gallegos saben lo que hacen: construyen sobre bases sólidas, de granito, en un paisaje verde y azul, tierra y mar, que acoge a propios y extraños.

No hay comentarios: