Afluentes de personas llegadas de todos los rincones de la geografía guipuzcoana confluyen en el mar de las Plazas de la Constitución y de Guipúzcoa repletas hoy, festividad de Santo Tomás, de puestecillos con la flor y nata de la gastronomía tradicional vasca navideña: mieles de todas las flores, de todas las abejas; turrones y tartas de todas las formas de todos los sabores; talos (tortitas de maíz) con chistorra que gotea viva y roja al morderla mientras casi te quemas de lo sabrosa que está y masticas para que no resulte indigesta. Quesos de oveja, de cabra, de rulo, de vaca, de mezcla, redondos, alargados, gigantescos, diminutos; aguardientes artesanos; panes de espelta, de trigo, de centeno, de maíz, de sésamo; manzanas dulces, ágrias, verdes, rojas, amarillas, reinetas; calabazas más grandes que el carruaje de Cenicienta en la noche mágica con el Principe. Manjares propios de reyes al alcance de cualquiera por un día. Tregua a la dieta.
Chicos, chicas, niños, ancianos, vestidos de caseros rinden homenaje a lo que fue y pervive en el recuerdo con mayor o menor intensidad, con más o menos gracia en el vestir, en la maña de atarse el pañuelo en la cabeza, en la manera de llevar la toquilla y las albarcas. Caseros, personas que provienen del caserío y que en muchos casos aún viven en él con un perro, una vaca, un ternerillo, una huerta y la dualidad de lo moderno y lo tradicional (que no antiguo). Tregua a la historia.
La ciudad entera es una fiesta en honor a Tomás, el Santo. Afluentes, riadas, de personas confluyen en dos plazas que agolpan el gentío y se rozan entre sí, con frenesí, je,je, al ritmo de trikitrixa. Tregua al clasismo.
A las doce del mediodía imposible dar un paso y conservar los botones del abrigo... Momento para salir del recinto festivo, acercarse al ayuntamiento y pedalear. El consistorio ha puesto en la terraza del ayuntamiento unas bicicletas estáticas en las que pedaleas un rato y -con la electricidad que generas- contribuyes a la iluminación navideña. El sobrante se acumula y transforma en euros con destino a Cáritas y Unicef. Hasta el momento, pedaleando, los donostiarras hemos acumulado más de dos mil euros para estas organizaciones no gubernamentales. La iniciativa se mantiene abierta en el Alderdi Eder hasta el 7 de enero próximo. Bonita idea. Allí me han hecho una foto que aparece en el álbum picassa del blog. Aparezco acompañada de gnomos, trasgos y duendes. Magia en estado puro ¡qué bien sienta!Tregua a la seriedad.
Chicos, chicas, niños, ancianos, vestidos de caseros rinden homenaje a lo que fue y pervive en el recuerdo con mayor o menor intensidad, con más o menos gracia en el vestir, en la maña de atarse el pañuelo en la cabeza, en la manera de llevar la toquilla y las albarcas. Caseros, personas que provienen del caserío y que en muchos casos aún viven en él con un perro, una vaca, un ternerillo, una huerta y la dualidad de lo moderno y lo tradicional (que no antiguo). Tregua a la historia.
La ciudad entera es una fiesta en honor a Tomás, el Santo. Afluentes, riadas, de personas confluyen en dos plazas que agolpan el gentío y se rozan entre sí, con frenesí, je,je, al ritmo de trikitrixa. Tregua al clasismo.
A las doce del mediodía imposible dar un paso y conservar los botones del abrigo... Momento para salir del recinto festivo, acercarse al ayuntamiento y pedalear. El consistorio ha puesto en la terraza del ayuntamiento unas bicicletas estáticas en las que pedaleas un rato y -con la electricidad que generas- contribuyes a la iluminación navideña. El sobrante se acumula y transforma en euros con destino a Cáritas y Unicef. Hasta el momento, pedaleando, los donostiarras hemos acumulado más de dos mil euros para estas organizaciones no gubernamentales. La iniciativa se mantiene abierta en el Alderdi Eder hasta el 7 de enero próximo. Bonita idea. Allí me han hecho una foto que aparece en el álbum picassa del blog. Aparezco acompañada de gnomos, trasgos y duendes. Magia en estado puro ¡qué bien sienta!Tregua a la seriedad.
1 comentario:
Qué bien suena! es la hora de desayunar y me has abierto el apetito con tanto manjar... ;-)
Me resulta especialmente bonito poder disfrutar de algo tradicional como lo que has comentado dentro de un entorno moderno como es cualquiera de las ciudades en las que vivimos. Ese contraste resulta llamativo y - al menos para mí - resalta la belleza de lo tradicional y poco habitual en nuestro día a día.
En cuanto a lo de pedalear...una idea excelente sin duda. Iniciativas de este estilo son - a mi parecer - las que demuestran que no es tan dificil cambiar el curso habitual de las cosas. Un gesto tan simple como ese: pedalear.
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