viernes, 15 de junio de 2012

Mindfulness



La tercera vez que duermo en la misma habitación de un hotel tiendo a sentir que es "mi habitación", percepción tan real como absurda. Estoy en la 706 del Melia-Bilbao cuyas vistas (en la fotografía) concuerdan con la exquisitez del trato personal, los detalles, y el buffet del desayuno que me vuelve loca. Lamento una expresión tan frívola pero... es lo que siento.

La razón por la que me encuentro en Bilbao es que he terminado muy tarde de trabajar (al filo de las 21 horas de un viernes) y mañana deseo participar como alumna en una jornada de meditación que dirige Fernando Rodríguez Bornaetxea en Alameda de Rekalde 1. Se trata de observar los procesos físicos, emocionales y mentales con técnicas tan poderosas como simples que permiten un "darse cuenta", clave filosofal también de mi trabajo con personas, equipos y organizaciones.

Ayer mismo, un gerente a quien entreno en Adegi puso encima de la mesa del despacho el desafío de que le ayudase al auto-control emocional tanto en contextos fríos (laborales) como en contextos cálidos (familiares). El hombre mostró desconcierto -casi perplejidad- cuando desde mis preguntas fuimos avanzando hacia la importancia del cuerpo, la respiración, el descanso, la influencia de los tóxicos (alcohol, tabaco), las adicciones (teléfono, ordenador)...

Somos cuerpo, mente, emociones y espíritu, y puesto que es un hombre intensamente religioso, aceptó mi propuesta de que todo comienza y acaba en el espíritu aunque -durante un tiempo- habitamos un cuerpo cuya salud (en un sentido pleno) influye en qué, cómo y cuándo sentimos.  También qué circunstancias propician el descontrol emocional.

Buda llamó a la "atención plena" el camino directo a la iluminación; Blay Foncurberta hablaba del "darse cuenta"; y Fernando (mi instructor de mañana) lo denomina mindfulness (para quienes no sepan inglés, algo así como plenitud mental ?!). Ya les contaré.

Por cierto, ¿recuerdan el post Desafío Ético?  Pues bien, el desenlace es que ¡no me han cortado la cabeza! y estoy muy contenta no sólo porque permanezco vinculada a un proyecto que me apasiona, sino porque ha sido posible mantener mis principios desde una posición de David sin que me aplaste Goliat. Resulta esperanzador ¿no les parece?  También por ellos. Habitamos un mundo en el que la ética pervive. ¡Una gran noticia!

2 comentarios:

H dijo...

¡Enhorabuena!
Por tu coherencia y por tu(s) cliente(s).
Bicos

Mindfulnessyogazaragoza.es dijo...

Asistir a clases de mindfulness es una experiencia enriquecedora. Aprendes a vivir en el presente, manejar el estrés y cultivar la paz interior. Descubres herramientas para una vida más consciente y equilibrada. ¡Sumérgete en esta práctica transformadora y encuentra la serenidad que buscas!