viernes, 10 de octubre de 2014

Culbabilidad Cero


La culpabilidad muerde los talones de las personas (algunas) a las que entreno. Culpabilidad vinculada a "no ser suficiente" listo, culto, guapo, delgado, amoroso, sexy, familiar, divertido, competitivo, exitoso... La culpabilidad es un roedor que devora los talones de la felicidad sin aportar -en principio- gran cosa más allá de la molestia y el cansancio que se repite como un eco en las montañas rocosas.

Y -en todo caso- de tener alguna utilidad sería la de llamar la atención hacia algo o alguien que habría que cuidar-hacer-cambiar-iniciar-conversar o lo que fuere. En ese sentido, la culpabilidad es ¡un dedo que apunta a la luna! la luna que evitamos mirar porque nos confronta con algo desconocido, incómodo o desafiante. Pero... en sí misma la culpabilidad no añade nada, ni mejora situación alguna.

Analizando anoche mi agenda -muy intensa durante la tarde de hoy- decidí tomarme la mañana libre. Si acaso daría cuatro toques en la casa -algo que me relaja y pone de buen humor- y poco más. El plan era vaguear, perder el tiempo plancentera y lentamente, como me sugirió hace muchos años el escritor checo Milan Kundera



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Así que he prescindido del despertador, he gozado de un desayuno suculento en el salón -desde donde se veían tan sólo cinco yates (hace unas semanas había ciento cincuenta)-, me ha sorprendido no hallar rastro alguno de las anunciadas olas de tres metros en el Cantábrico, he descubierto en El País que Patrick Modiano -el Nobel de Literatura 2014- tiene 25 libros publicados en castellano -de los que no he leído ninguno ¡glub!- y me he identificado con una de sus ideas:


La política 
es una torpe simplificacion de las cosas



No sólo... pero sí: la política es un burdo guiñol, un esperpento. Después he anotado el título de una película que veré el domingo Winter Sleep (tres horas de duración) y he salido a dar un paseo hacia el centro donde he tocado decenas de prendas de la temporada otoño-invierno y accesorios sin caer en la tentación de comprar nada, absolutamente nada, pero con la sensación de "abundancia" al gozar del lujo por antonomasia: ¡el tiempo! rematando la mañana con una visita a mi librería favorita donde -tras ojear algunos libros- he comprado Design thinking para la innovación estratégica, de Idris Mootee que comenzaré a leer en cuanto acabe la tercera lectura de Participación Genuina, una de las metodologías que utilizo para propiciar el cambio...




Bueno, lo confieso: estoy coqueteando con el libro ¡no resistiré hasta el domingo! En la página 95 dice: La mejor manera de predecir el futuro es ¡creándolo!  guau... Me pongo a pedalear ahora mismo. Cero culpabilidad. Gozo a tope y ahora... comienza la tarea = disfrutar ¡de otra manera! Seguramente esto es la vocación, tema que focalizará un encuentro que tendrá lugar el día 28 de noviembre próximo en Madrid. Toda la información pinchando  aquí.


2 comentarios:

Álvaro dijo...

Me ha encantado la entrada Azucena..

Me recuerda que muchas veces confundimos lo que realmente es responsabilidad: somos responsables de nuestra vida, y eso incluye el descanso, el disfrute, el mirar a la ventana sin más.

Vivimos quizás excesivamente acelerados, y sumidos en el trabajo, y a algunos como nos gusta, no nos importa estar horas y fines de semanas al pie del cañón.

Pero tenemos que ser responsable para vivir en abundancia en todos las facetas de nuestra vida.

Gracias por inspirar.

Un abrazo!

Álvaro

Azucena Vega Amuchástegui dijo...

Estimado Álvaro, bonita reflexión ¡gracias por participar en este espacio común que es el blog y su vaivén de dar-recibir inspiración! Un abrazo desde la bahia de San Sebastián al comienzo del otoño ;-D