Lo mejor del decimotercer Foro Eurogap de Marketing celebrado el jueves 16 de abril de 2015 en el Kursaal de San Sebastián al que han acudido más de quinientas personas -bajo el reclamo de escuchar a la escritora Carmen Posadas- ha sido: ver en las gradas a muchos conocidos y algunos amigos, el libro que regalaban al término del evento y ¡las trufas!
Entiendo que semejante "montaje" ha de ser amortizado de alguna manera, y dado que me paso ocho horas al día asomando la nariz al mundo de los negocios puedo entender la búsqueda de un retorno de la inversión más o menos directo, pero esta vez han ido demasiado lejos quemando la paciencia de los asistentes que han tenido que recurrir a la educación y diplomacia para permanecer en sus butacas tiempo después del bostezo.
La descripción de los hechos se atiene a un guión que comienza con treinta minutos de vídeos en los que clientes de Eurogap recitan salmos loatorios de la marca y sus bondades y en los que el propio Ceo sale al estrado con la pretensión de seducir a los presentes con más voluntad que maña en un intento de reforzar la marca en el firmamento empresarial vasco.
-Dado que más de una treintena de los asistentes habían recibido una invitación mía directa para acudir al evento no he podido evitar un sabor agridulce, cierta vergüenza ajena, y un peso en la conciencia por haber recomendado algo que se ha quedado en un suflé-.
Retomo el hilo: después de los treinta minutos de spot poco elegante y nada entretenido la pareja de invitados, Gervasio y Carmen Posadas, han iniciado un diálogo muy forzado que pretendía aportar a los profesionales en sala alguna pista sobre la manera de utilizar la palabra de una manera eficaz en el contexto laboral.
He echado mano de mi paciencia para resistir anclada en la butaca -sobre todo para no incomodar a seis personas que me separaban del pasillo de salida- mientras el discurso se desinflaba como un globo de feria. A los cuarenta minutos he cerrado el cuaderno y mientras escuchaba el conocido micro-cuento de Monterroso: "... Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí..." he salido del recinto no sin antes rellenar la correspondiente encuesta en la que he volcado mi decepción, recoger el libro y comer una trufa. Y colorín colorado este cuento se ha terminado. ¡Lástima!
3 comentarios:
Jesus, vaya panorama... Si al final me voy a alegrar de que se me complicara la tarde y no pudiera asistir.
"treintena de los asistentes habían recibido una invitación mía directa para acudir al evento...."
Eso sí que es pretencioso,,,,,,,,,
Quizás la incomodidad simplemente estaba en que la"butaca" no estaba en el ESTRADO ???
Un saludo desde bambalinas
Gracias Josu y anónimo por asomarse al blog y dejar su contribución. Seguimos en contacto ¡si apetece! Un abrazo.
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