jueves, 7 de abril de 2016

No todo son números en la empresa


La propiedad de una multinacional en la que trabajo ha puesto hoy sobre la mesa la hipótesis del cierre de una de sus plantas, la menos rentable. La razón que han esgrimido es que el beneficio anual (250.000 euros) ¡es ridículo! 

En un momento del encuentro han pedido mi opinión, y he sacado el argumentario: la planta ha pasado en los dos últimos años de pérdidas a ganancias cambiando la tendencia en una coyuntura complicada para el sector. Las inversiones necesarias para seguir creciendo ya se han realizado, la prospección de futuro es ir a más (si las cosas se siguen haciendo bien) y, finalmente, varias familias se verían en una situación comprometida si se cierra.

Aunque la decisión se tomará en mayo, los directivos han salido de la sala etiquetando los 250.000 euros de "calderilla" lo que me hace intuir que se inclinaran por el cierre.

Yo he cumplido con mi trabajo -y soy consciente de que he de desapegarme del resultado (que no me compete)- pero me entristece que en algunos entornos productivos casi todo sean números. Solo números.



 ¡Cruzo los dedos!


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