lunes, 4 de marzo de 2019

El hombre y el personaje ¿se parecen?



Podría querer a este hombre. Por muchas razones: es posible ver el precipicio de su alma a través de unos ojos claros -diríase limpios- propios de las personas que viven en coherencia los cuatro verbos cardinales: pienso-siento-digo-hago. Hay pocas personas que vivan una pasión desmesurada por su oficio con independencia de la prosperidad o el prestigio. Sin duda hay algo heroico en el personaje que encarna Willem Dafoe en  Van Gogh, a las puertas de la eternidad.

La aparente fragilidad de Van Gogh alberga la determinación de quien conoce su vocación y está dispuesto a sufrir humillación, pobreza, desprecio, burla y finalmente fracaso en vida para volar alto (como el ave fénix) tras su muerte.




Podría querer a este hombre huesudo y pelirrojo porque en su desgarro -diríase vulnerabilidad- manifiesta una ternura de otro tiempo que ya no encuentro en los niños.

Dice el intérprete: "... Actuar es básicamente aprender a ser una persona decente. Un ejercicio de empatía...". ¿No les parece hermoso?

Van Gogh a las puertas de la eternidad es una película dura, bella, poética, lenta e inspiradora. Si pueden, vayan al cine más cercano y disfruten de este actor que -a sus 63 años- ha comenzado a pintar bajo la inspiración del personaje que encarna y la tutela de  Julian Schnabel, cotizado pintor y director del film.


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