Hago noche en el Hotel Domine (de mi querido Bilbao) donde me siento como en casa. Hoy me han adjudicado una habitación con las espectaculares vistas que comparto: el Museo Guggenheim, la Universidad de Deusto, Puppy custodiando la pinacoteca y la Torre de Iberdrola. ¿Qué hago aquí? Descanso tras una maratoniana jornada de trabajo que continuará mañana en una empresa cliente que diseña infraestructuras complejas en remotos lugares del planeta. Tengo el placer de entrenar individualmente a algunos de los principales directivos del grupo y de asistir a los comités de dirección. Mi amiga Sara -con quien he tomado un café hace una hora- me ha preguntado cuál es -exactamente- mi trabajo. Quizá por el cansancio le he contestado con torpeza. Trato ahora de completar mi respuesta.
Cuando me contratan para acompañar a un comité de dirección es porque algo no va bien. Parte del trabajo consiste en observar el proceso que se despliega en el comité, escuchar con precisión lo que se dice y silencia, las relaciones interpersonales tácitas o expresas entre los principales directivos, las polaridades tensionales que se manifiestan, las desviaciones del eje temático o de la duración del encuentro, el equilibrio en las intervenciones en favor-detrimento de unos u otros, los grupúsculos, la mala gestión del ego, la ausencia de cohesión, la fase en la que se encuentra el equipo directivo, el estilo de liderazgo que se practica y -por extensión- el modelo organizacional del sistema que se manifiesta en cuatro principios rectores: autoridad, orden, equilibrio entre dar y recibir y orgullo de pertenencia. También hago feedback (algo que aprecian y dicen que les ayuda).
Es un trabajo reflexivo cuya profundidad-calidad-utilidad depende de la formación y experiencia del facilitador-entrenador. También de su ética y yo diría que de su bondad para no juzgar sino comprender, para no afear sino sugerir áreas de mejora, para no herir sino arropar con método y -sobre todo- para mantenerse neutral y equilibrado en la infinitud de turbulencias que agitan las organizaciones poniendo el foco en el Todo frente a las Partes. Confío en que Sara lea este post y quede un poco más claro mi trabajo en los comités de dirección.
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