sábado, 1 de octubre de 2022

Información versus Conocimiento

 

Estamos rodeados. Navegamos en un mar de información inconexa, ligera -acaso superficial- con barniz de aportación a la colectividad. 

La cantidad de informes, artículos, investigaciones, datos, usos y costumbres que saturan las redes sociales tiende al infinito. La intensidad alcanza el grado de empacho. 

El experto en branding Andrés Pérez Ortega publica en Linkedin un artículo que invita a la reflexión sobre la indiscriminada ingesta de contenidos y propone cautela.

Tomo el hilo conductor de su post y comparto mi pensamiento con ustedes. En las redes sociales, para  seleccionar el contenido valioso hay que sostener la actitud de un Samurai y cortar cabezas (titulares) a diestro y siniestro separando con determinación el grano de la paja con un criterio claro y focalizado en nuestros intereses. Paso uno: frente a la saturación de contenidos, sostener la actitud vehemente de un Samurai. Paso dos: tener claro cuáles son nuestros intereses y focalizar en exclusiva esos contenidos. El resto... ¡es calderilla! aunque resulte entretenido.

 




Personalmente "sigo" durante meses o años a un puñado de profesionales que por la perseverancia, profundidad y consistencia de sus publicaciones se han ganado mi respeto. No leo a todo el mundo todo el tiempo, sino a unos pocos expertos de vez en cuando. Paso tres: buscar la fiabilidad de las fuentes que publican y renunciar a lo demás. Entre los profesionales a los que leo se encuentra Andrés Pérez Ortega de quien he leído tres de sus libros y cuyas recomendaciones comparto con mis propios clientes. 

Una vez que tenemos claros nuestros intereses, estamos dispuestos a renunciar a otros contenidos por atractivos que resulten, y hayamos hecho el trabajo de elegir (y quedarnos) solo con los profesionales realmente expertos en la materia de nuestro interés, conviene recordar que siendo importante lo que comemos, lo relevante es lo que digerimos, es decir: aquello que nuestro cerebro procesa, contrasta con la experiencia y el conocimiento propios y añade algo nuevo, diferente, exótico o ¡valioso! a nuestra especialidad.

Ante el "buffet" de contenidos que ofrecen las redes sociales, conviene masticar / triturar en un proceso selectivo  implacable para -finalmente- digerir la información al punto de que llegue a transformarse en conocimiento, acaso en sabiduría. ¿Cuál es su opinión / experiencia?


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