La semana pasada, en un curso para directivos, salió de nuevo la expresión ¡herramientas! lo que me llevó a razonar con los alumnos que el "maridaje" entre herramientas y eficacia sirve para las máquinas pero carece sentido en la gestión de las personas. Cierta vehemencia emergió en el debate ya que la mayoría de los participantes provienen del sector industrial donde la triangulación máquina-herramienta-eficiencia está bien consolidada.
Sugerí cuestionar el paradigma "herramientas" (propio de la revolución industrial) cuando se trata de gestionar equipos y recordé la conocida frase de Ron Weinstein: "... un loco con una caja de herramientas sigue siendo un loco..." o lo que es lo mismo: un manager despótico con una fantástica caja herramientas seguirá siendo un déspota si no cambia su estilo de liderazgo.
Confiar la gestión de las personas a un conjunto de herramientas es un enfoque obsoleto y desacertado que sirve para los robots (máquinas al cabo) pero resulta inapropiado para los profesionales de carne y hueso.
Cuando se trata de personas, propongo revisar la falacia de que las herramientas servirán para al alcanzar la eficiencia ya que ¡no somos máquinas! Hemos de crear un nuevo paradigma que responda a las necesidades de los equipos del siglo XXI en las empresas del siglo XXI ante los desafíos del siglo XXI y... ¡en ello estamos!
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