De origen griego -aunque residente la mayor parte de sus 86 años de existencia en Suecia- Theodor Kallifatides es sobre todo escritor.
Menudo en apariencia, es robusto al mantener principios y creencias que le sostienen en el mar de cambios que nos zarandean. Su delicadeza interior salta a las páginas de Otra vida por vivir, volumen que compartiré en el taller de escritura creativa que facilito.
Preguntado por el proceso de la escritura el experto considera que "... la falta de pudor transforma a un ciudadano en escritor...", idea que surge con frecuencia en el taller donde las personas quieren expresar sin asumir riesgos. Pero escribir es desnudarse, poco o mucho, es compartir lo que hay y anhelar aquello de lo que carecemos. Escribir es poner tu vulnerabilidad en las páginas de un libro al que otros se asomarán con ternura o crueldad para quererte o despiezarte. Escribir es de locos, excepto para los amantes de la literatura y aquellos que no queremos renunciar a esta parcela de la existencia.
Cuando vivía en Suecia el escritor tenía un estudio en la parte alta de Estocolmo al que llamaba "la guarida del lobo". Allí se forjaron muchos de los relatos, poesías, novelas y ensayos que recibieron premios y honores. Poco le importaban los fastos al lobo cuyo instinto sigue el rastro de la Historia en la que se perpetúa el sufrimiento humano. Comprometido con su tiempo, el escritor pone el dedo en la llaga de la pobreza esparcida por el planeta. Lidia Jorge rescata en El País una de las reflexiones del escritor: "... Se libra una guerra contra los pobres y no contra la pobreza...". El olfato de Theodor registra la estela de una sociedad que camina sin saber si se acerca o aleja al precipicio.
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