Yo tenía cuatro años cuando Gabriel García Márquez tecleaba los primeros capítulos de Cien años de soledad, novela que alcanza 379 ediciones, ha sido traducida a veinticinco idiomas, y merecido numeroso galardones internacionales.
La primera edición de "Cien años de soledad" vendió ocho mil ejemplares tan solo en la primera semana. Fue el comienzo del gran éxito de Gabo quien se alzaría con el Premio Nobel de Literatura en el año 1982. Pero todo no fue un camino de rosas.
García Márquez tardó veinte años en gestar lo que inicialmente llamó "el mamotreto", más tarde "historia de la casa", y -finalmente- Cien años de soledad. Según dejó escrito, el proceso de redacción fue similar a la arqueología: cuanto más profundizaba en la historia de su familia, más tesoros encontraba.
Durante dos décadas el escritor dio trozos del manuscrito a sus amigos de manera que podía pulsar qué historias funcionaban y cuáles no encajaban o resultaban sosas. Después modificaba algún capítulo o personaje y seguía escribiendo cada jornada de ocho y media a dos y media.
Aunque trabajó escribiendo guiones y como periodista, no le alcanzaba para cubrir las necesidades de la familia que durante años transitó épocas de penuria, viéndose obligado a vender su coche e incluso el colchón en el que dormía con su esposa Mercedes.
La persistencia / resiliencia de Gabriel García Márquez es una lección magistral para todo aprendiz de escritor, y parte de las reflexiones que hoy compartiré en el Taller de Escritura Creativa que facilito cada quince días. También pondré énfasis en la utilidad de someter nuestros relatos a la opinión de los lectores para comprobar su comprensión e incorporar mejoras. Les dejo ahora porque comienza el Taller de Escritura Creativa que coordino dos viernes al mes ¡mi tribu!
Curiosidades sobre Cien años de soledad. BBC
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