viernes, 5 de marzo de 2010
Dos, y el mundo se para
jueves, 9 de julio de 2009
La sirena
No veo a nadie en el horizonte. Tal vez sea miopía de recursos o -sencillamente- astigmatismo. El caso es que me gustaría un poco de compañía y no estaría nada mal que un pesquero me permitiera descansar unos días en cubierta. ¡Tantas brazadas en dirección al amanecer! Es agotador.
Durante muchas semanas nadó a mi lado una pequeña sirena: era simpática, juguetona, brillante... Creció, llegó un momento en el que quiso protagonizar sus propias aventuras y -tras un remolino de agua y viento- desapareció. Eso me hizo sentir triste, apagada, gris, sola. Esa es la palabra terrible: sola.
Hoy escribo para ella: por si me lee entre las líneas del horizonte y -alguna vez- regresa por un tiempo (ver foto) ¡Nos reíamos mucho juntas! ¡Era tan estimulante y bello estar a su lado! Ningún otro humano tiene su encanto. Nadie alumbra tanto la existencia como ella: ni siquiera la medusa aurelia aurita (eléctrica y luminosa en la noche más oscura del alma).
Sigo nadando hacia el amanecer: esperando su regreso. Exhausta.
martes, 21 de octubre de 2008
Brownie
Algodonosa, casi de lino puro y en blanco esperando una oración.
Pasé por allí, alguien dijo que estábamos a 8.000 metros de altitud. La belleza del espectáculo de nubes era tal que me acordé de ti y recé para la eternidad tratando de alcanzarte en el ahora y aún cuando yo ya no esté. Pedí protección sobre todo cuando yo no pueda cobijarte.
A mil kilómetros de distancia te envolvió una sensación alegre e hiciste galletas de chocolate con adornos de confetti comestible y relleno de ternura(brownies). Después tocaste el violín y supiste que alguien en el planeta te quería honestamente. Vibraron al unísono los cien mil arcos del Conservatorio Superior de Música de Stuttgart, los geólogos hablaron de un terremoto leve en la escala Richter olvidando que las vetas más profundas de la tierra están hechas de amor.